Un estudiante se acercó a mí esta semana y estaba emocionado por contarme sobre un momento de claridad que había experimentado. Luego de meses de frustración ¡se dio cuenta de qué era exactamente lo que necesitaba hacer para llevar su vida al siguiente nivel! No podía estar más feliz por él. También le recordé que casi una docena de personas en su vida habían estado sugiriéndole esa misma solución desde hace algún tiempo. La diferencia es que ahora él finalmente estaba listo para escucharla. Lo anterior me recordó una profunda lección que los kabbalistas enseñan: La respuesta a nuestros problemas siempre están disponibles para nosotros pero no siempre estamos abiertos a recibirlas.
Una de las formas más poderosas para acceder a las soluciones es abrirnos a nosotros mismos para escuchar a otros, especialmente cuando sus puntos de vista son diferentes a los nuestros.
Esto parece tan sencillo. Cualquiera puede oír ¿verdad? Pero escuchar es completamente diferente a oír. Podemos oír pero estamos condicionados para disentir en lugar de escuchar. Algunas veces lo justificamos al decirnos a nosotros mismos que ya conocemos todos los hechos o tal vez asumimos que, ya que la otra persona no es perfecta, no es posible que tenga algo de sabiduría para compartir. Otras veces nos cerramos por el temor de estar equivocados y pensamos: “Si asumo lo que esta persona me dice, tal vez significará que tengo que cambiar”.
Rehusarnos a escuchar a otros no sólo crea energía negativa en nuestras relaciones sino que también nos bloquea de escuchar lo que necesitamos para avanzar en nuestro crecimiento personal.
Esta es una poderosa semana para recordar que cada persona puede ser un mensajero, sin importar las circunstancias. Considera el punto de vista de otra persona, quizás sabe algo que tú no.
Si abres tu corazón y tu mente, escucharás las soluciones que el universo está tratando de enviarte.
Todo lo mejor,
Yehuda
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