martes, 30 de abril de 2013

ES DESTINO Y LIBRE ALBEDRÍO Canalizado por Gillian MacBeth-Louthan



A medida que la primavera se abre camino dentro de cada poro de nuestro ser, sentimos la necesidad de dar a luz otro nivel de nuestro propio ser de adentro hacia fuera. Hace incómoda la vida y caldea los ánimos. Toda en la Tierra refleja esta ansia de dejar atrás este largo invierno de espera hacia un lugar que sólo puede ser visto por el espectador. Desplegamos nuestras alas plegadas y salimos del agujero negro hacia el futuro.

Nos observamos y vemos una novedad que aún no ha aflorado. Nos sentimos obligados y llevados a salir de nuestra melancolía invernal buscando ciegamente esas gafas de cristal rosado que usamos alguna vez. Estamos estacionados como un buen vino que busca una copa de cristal para llenar. Cada día, la vida nos da otro bocado para digerir, un aperitivo que nos mantiene alejados de nuestro destino previsto. Lamentos y culpas se amontonan como la ropa para lavar mientras nos aferramos a lo que fue y lo que podría haber sido. Nos condolemos por tiempos más llevaderos y reflexionamos sobre lo que fue alguna vez. No nos iba tan mal, después de todo, por supuesto, la retrospectiva es 20/20.

El mismo elemento del tiempo se ha acelerado como un piloto de carreras. Damos vueltas y vueltas sin ver jamás la salida del laberinto. Las personas están enojadas con ellas mismas, el mundo, sus elecciones y la vida en general. La Tierra misma se sacude con fallas mientras apunta a sus administradores muy humanos. Todo sale a la superficie justo a tiempo para ser alimentado por las emanaciones solares y las erupciones gamma del espacio exterior.

Todos estamos cambiados; todos nos estamos convirtiendo en el humano galáctico. Muchos desearán abandonar la Tierra para no quedarse cuando llamen a escena. Aquellos de nosotros que aceptamos estar mientras dure, hacemos lo mejor para informar a los que aún duermen, pero parece que todos ellos han apretado el botón de Silencio y no escuchan o no adhieren a ninguna información que les permitiría atravesar esos campos minados energéticos.

Esta energía no está referida al fin del mundo, se refiere a una promesa que hicimos mucho antes de venir a la Tierra. En nuestro interior vive una única rosa. Alrededor de ella hay mucha maleza. ¿Nos enfocamos en la rosa o perdemos nuestro tiempo arrancando las malas hierbas, olvidándolo todo acerca del dulce aroma de la rosa?

Más y más situaciones surgirán inexplicablemente como la luna llena que mira al sol naciente. Más y más interrupciones de nuestra seguridad y paz nos alejarán del camino que es nuestro destino andar. Cada día algo intentará robarnos nuestra luz y nuestra alegría. Cada día nos desviaremos del curso de luz hacia el que pusimos rumbo. Cada día pediremos perdón, pediremos convertirnos en mejores personas en nuestro camino de regreso a nuestra divinidad.

Cuando Dios creó a los humanos, expandió la creación, forzándose a ser más luz, concediéndose el hacer lugar, amar más y convertirse en más. El Universo ve todo el panorama y mantiene el curso sin ninguna responsabilidad.

Nosotros, los simples mortales, tenemos una tarea mucho más dura. Ni bien vemos el futuro, lo cambiamos. Cada vez que observamos el futuro, aunque sea por un instante, lo cambiamos. El futuro cambió porque fue visto. Como observadores, todos estamos destinados a cambiar el resultado todos los días. No es destino versus libre albedrío. Es destino y libre albedrío. Una visión es solo la instantánea de un futuro posible.

Las energías que llegan desde el espacio exterior a través del portal de nuestro sol son de naturaleza fotónica. Los vientos solares (el flujo de salida de partículas solares y campos magnéticos provenientes del Sol) soplan aquí y allá a medida que las extremidades solares se estiran y nos tocan. El campo geomagnético de la Tierra se desplaza a medida que el tiempo geomagnético se acelera. Se forma un puente de luz a medida que las tormentas de ruido solares aumentan su fuerza. (Un aumento pasajero de emisiones de radio solares que consiste en elevadas emisiones de fondo. Estas tormentas pueden durar horas o días.) Las energías alrededor de la Tierra se ven como si los espectros impulsasen la rueda del Universo, tomando una pausa de plasma de vez en cuando. El sol está coronado con penachos polares (1) cuando un suceso protónico de proporción inesperada entra en el campo de la Tierra. Se alcanza una constante solar.

A medida que los vientos solares ponen de punta los pelos de la humanidad, emanaciones de doble cinta (2) (una emanación que se ha desarrollado como un par de brillantes hebras [cintas] en ambos lados del campo magnético del sol) son atadas alrededor del viejo roble akáshico)

Los horizontes de sucesos se programan sin pedir permiso (un horizonte de suceso es un límite en tiempo espacio, más a menudo un área que rodea un agujero negro) reorganizando el holograma de la Tierra en un lugar que ayudará con el flujo creador solar que está influenciando a toda la humanidad. El campo de juego de la Tierra cambiará para siempre. Un “campo” es una matriz, una región que conecta dos o más puntos en el espacio o el tiempo. En otras palabras, un campo se mantiene unido por algo capaz de manifestar un cambio notorio.

Se presume que el campo akáshico existe en la realidad física aunque no se pueda observar directamente. El campo akáshico es como el sistema de súper ordenador del Universo. Es un sistema que actúa como el depósito central de toda la información para cada persona que haya vivido alguna vez en la Tierra. Los Registros Akáshicos contienen cada acción, palabra, sentimiento, pensamiento e intención que haya tenido lugar en cualquier momento de la historia del mundo. Estos registros nos conectan entre nosotros. Ellos moldean y dan forma a la conciencia humana. Son una porción de la Mente Divina. Ellos encarnan una variedad fluida siempre cambiante de futuros posibles a partir de la información que ya se ha acumulado.

El Akasha es una luz llevando “éter”. Es el médium que lleva el “campo de punto cero”. El campo de punto cero es un vacío unificado, un “mar de energía”. Este vacío transporta luz y sonido y genera el campo holográfico que es la memoria del Universo. El CampoAkáshico contiene todo lo que somos. Nuestra energía no se destruye nunca, ni se destruye en algún futuro posible.

Nuestras vidas se han vuelto muy complejas, causando que el Campo Akáshico alcance una masa crítica. Continuamente estamos almacenando información en el CampoAkáshico, al no ser capaces de contener y procesar toda la energía e información entrantes y los cambios que estamos destinados a experimentar.

El Campo Akásico es como un capullo vibratorio que gira a una velocidad siete veces mayor que la de la luz. Este capullo actúa como un papel secante, absorbiendo y recordando cada suceso. El Campo Akáshico almacena cada pensamiento y respuesta que tenemos acerca de todas las situaciones de vida en todas nuestras vidas. Son como el ADN del Universo, son el viaje del alma a través del tiempo.

A medida que entramos en estas vibraciones solares emancipadas como planeta, tenemos acceso a este campo de consulta. El Entrelazamiento Cuántico se convertirá en una forma de vida. Deslizándonos dentro y fuera del tiempo y la memoria. Todos los episodios de actividad solar influencian el tiempo y la forma en que lo percibimos. El pasado, presente y futuro se encuentran para tomar una taza de té. No hay forma de evadirse del grandioso Oz Cósmico que lo sabe todo y lo ve todo.

(1) Serpentinas largas y delgadas que se proyectan hacia fuera desde el Sol en los polos norte y sur. (N de la T)

(2) La gran erupción solar a menudo muestra dos bandas brillantes de emisión en H alfa. Estas cintas parecen moverse lentamente entre sí como la erupción se desarrolla. Antes de la llamarada una prominencia se observa a menudo y esto desaparece en el inicio de la antorcha. Las dos cintas se forman en cada lado de la prominencia. (N de la T)

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