Desde el año 92 comenzó a filtrarse en nuestra atmósfera la energía cristal procedente del sol. A partir de entonces la vibración colectiva de la humanidad se ha ido elevando progresivamente, arrastrando consigo a la estructura magnética de la tierra. Así que hoy, con una frecuencia magnética más elevada, muchos aparatos electrónicos comienzan a manifestar sus dificultades para adaptarse a las nuevas condiciones. Especialmente los que dependen del silicio para sus memorias (el corazón de los ordenadores, por ejemplo), ya que todos los cristales vivos deben elevar su tasa vibratoria para ajustarse al cambio general. Y más aún los ordenadores dedicados a trabajos espirituales y alternativos son más vulnerables, ya que el cristal es la más alta vibración del reino mineral.
Nuestro cuerpo también está estructurando una nueva red neuronal y nerviosa, el sistema cristalino axiotonal, coordinado a través del timo, y no es la única transformación que estamos atravesando. Tenemos por delante varias etapas y cada una permitirá dar un salto cuántico en interacción con la humanidad, con el corazón y la mente del planeta, y con los hermanos estelares. Todo lo cristalino palpita y respira, tiene vida y memoria, evoluciona y cambia. Lo mismo que cargamos un vaso de agua con una imposición de manos (energía consciente y amorosa), podemos hacer con nuestro ordenador, para que los diodos de silicona eleven sus frecuencias.
Siempre existirán los que demonicen la tecnología, pero cada vez más nos estamos abriendo a un juego multidimensional de increíbles consecuencias por medio de los chips de las biocomputadoras, que utilizan el sistema de la biología humana para su comunicación, aprendizaje y almacenamiento de memoria. La técnica está en función del nivel de conciencia colectivo y por eso estamos dejando atrás esa pseudociencia de la destrucción del medio ambiente, que nos ha acompañado pro tanto tiempo. Mayor nivel de espiritualidad equivale a revelaciones tecnológicas más propias de la ciencia ficción que del horizonte de finales del pasado milenio. Como hemos visto a través de internet y de innernet, cuanto mejor es la comunicación más fácilmente salimos de los límites mentales y de las estrechas visiones secretistas del fundamentalismo de turno.
Pronto daremos otro salto de gigante en el perfeccionamiento de la red, no sólo activa por líneas telefónicas o sistemas inalámbricos de ondas, sino en comunicación directa e instantánea a través de la luz. Somos los trabajadores del espíritu, con cualidades propias de los ángeles, y estamos colaborando para que el ser humano asuma su papel de creador del cielo en la tierra. Estamos jugando con el corazón abierto y la sonrisa en los labios, aceptando a los demás compañeros de juego tal y como son, y sabiendo que el éxito está asegurado aunque en principio no sea fácil plasmarlo en la materia.
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Miyo
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