Cierto que estamos perdiendo memoria puntual y especialmente la que se refiere a las experiencias más recientes. Y eso es debido a que la vieja programación está saltando en pedazos, lo mismo que las maneras de comunicarse. Ya basta de noticias de temor y de fatalidad, noticias en las que hay que desconfiar de todo el mundo y que tan sólo ensalzan la oscuridad reinante. Ni siquiera se trata de empujar a los remisos, cada uno encontrará su velocidad para el cambio. No más inhibiciones ni limitaciones, hay que lanzarse hacia lo nuevo. Nuestra imaginación ha quedado atrofiada y se hace necesario repasar periódicamente nuestros ideales personales, para la humanidad y para el planeta verde.
No hay que dejar de soñar en una vida con calidad, con grandes realizaciones personales y colectivas y experiencias intensas de felicidad y de paz del corazón. Con niños alegres y cuidados por todos, permitiéndoles expresar sus dones cristalinos con libertad. Un arte lleno de belleza, cultivos abundantes y sanos, animales corriendo en libertad, ciudades luminosas dentro de la naturaleza viva llenas de paz y de amor.
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Miyo
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