"Una señora va a sacar pasajes de avión y después de darle todos sus datos al empleado, empieza a darle los datos de su monito Federico. Entonces el empleado le explica que no puede viajar con un mono. La señora insiste, suplica, pasa del ruego al escándalo y finalmente, ante la negativa del empleado, hace un par de llamadas (era una persona con poder) y le dan la orden al empleado de que le venda los pasajes. Le permiten viajar con el mono.
A mitad del vuelo las azafatas, que sabían lo que había sucedido, se percatan de que no le dieron nada de comer al mono; una de ellas destapa la jaula y ve que el mono está muerto. Sabían ya que la dueña del mono era una mujer poderosa, con muchos contactos, que había demostrado un amor y un interés especial por su monito. Avisado el comandante, llama al país donde viajaban dando una descripción detallada de las características del mono, a fin de que le consiguieran otro igual que lo reemplace sin que la mujer se de cuenta. Consiguen un monito igual y lo colocan en la jaula en el lugar del mono muerto.
Cuando arriban al aeropuerto le entregan a la mujer la jaula con el nuevo mono. La señora destapa la jaula y grita espantada: ¡Este no es Federico!. Entonces los empleados intrigados le preguntan cómo se dio cuenta, la señora respondió: ¡Porque mi mono estaba muerto!
"El autor de este didáctico cuento es Jorge Bucay. El autor nos muestra de manera sencilla que "nadie sabe el equipaje que el otro lleva". Tiene que ver con la ignorancia, por lo cual actuamos con desamor: Criticamos, juzgamos, etc. Recuerdo en este momento la sabia frase: "Sólo se ama lo que se conoce"; por eso cuando conocemos (al menos una parte) del "equipaje del otro", sus circunstancias, penas, dolores, sufrimientos; nos llenamos de compasión, piedad, ternura, comprensión, amor. Por eso, la reflexión es, no juzguemos, no critiquemos; porque en verdad no sabemos cuál es el equipaje que el otro carga.
MUCHA RAZON
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