Por Laura Foletto
Estamos viviendo una época única en la historia del Universo: estamos despertando. ¿A qué? A una nueva realidad, la del Espíritu. Hemos sobrevivido dormidos o semi-dormidos, sin registrar los múltiples dones presentes en nosotros. Nos hemos manejado con menos del 10% de nuestro potencial y, así, nos hemos creído víctimas silentes de un sistema que contribuye a desempoderarnos. Es hora de abrir los ojos a una verdad portentosa: somos Seres Espirituales transitando una experiencia Humana. Es hora de encender el Alma, reconociéndonos en nuestra Esencia. Es hora de unirnos concientemente a la Fuerza Creativa del Universo: el Amor. Somos Hijos de la Luz.
¿Cómo comenzó esta travesía? Si bien hubo muchos antecedentes, se coincide en tomar los años 60 como el inicio a través de la llamada Nueva Era. La Nueva Era es, según sus seguidores, el comienzo de una etapa que rompe con los paradigmas de una civilización belicosa, rígida, institucionalizada y racionalista, abriendo paso a una forma de ser y de pensar diferente, bajo el modelo acuariano (¿recuerdas la famosa “Conspiración de Acuario?”). Es el amanecer de la armonía y el entendimiento entre los hombres, basado en una sensibilidad que capta la energía divina manifestada en la conciencia expandida de la Nueva Humanidad. Es un proyecto que abarca la transformación del mundo contemporáneo tal y como lo conocemos ahora.
Muchos lo llaman también “La Ascensión”.
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