Siempre habrá momentos difíciles
y días complicados en nuestra vida.
Nos da la impresión de que ciertas cosas
simplemente no estaban destinadas a pasar
y que algunos proyectos simplemente
no estaban destinados a funcionar.
Siempre enfrentaremos decepciones,
pero también recibiremos muchas
bendiciones especiales.
Todo lo que se nos pide es que nos elevemos
por encima de nuestros infortunios.
Deja que la vida te muestre nuevas maneras
de encarar viejos problemas.
Deja que te ofrezca nuevos descubrimientos.
Deja que los días desplieguen ante ti nuevas
posibilidades que hasta entonces desconocías,
nuevos sueños que nunca soñaste,
y que te regale las semillas de nuevas ideas
que nunca antes sembraste.
Deja que la vida modere tus convicciones
y te muestre todo lo que está oculto detrás
de cada escena: la profunda paz del cambio
de estaciones, la majestad de lo que significa
tener y ser un amigo, la alegría que se descubre
al comprender que nunca es tarde
para volver a empezar.
Deja que la vida brinde abundancia
a tu alma y a tu corazón.
Déjala cantar en ti y mostrarte
cómo apuntar a las estrellas.
Deja que te ayude a alcanzar todo
lo que deseas para ser todo lo que eres.
Se trata de una regla muy sencilla:
Cuanto más das, más recibes.
Y cuanto más lo hagas, más te gustará hacerlo.
Eres una persona maravillosa que merece
tener una bella vida. Y si alguna vez sobreviene
la dificultad, sé que puedes elevarte por encima de ella.
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