Si ya no te quieren, aprende a perder y retírate dignamente.
Casarse con el amante es como echarle sal al postre.
Evita el sacrificio irracional: no te anules para que tu pareja sea feliz.
¿Ni contigo ni sin ti? ¡Corre lo más lejos posible!
El poder afectivo lo tiene quien necesita menos al otro.
No siempre un clavo saca a otro: a veces, los dos se quedan adentro.
Si el amor no se ve ni se siente, no existe o no te sirve.
No idealices al ser amado: míralo como es, crudamente y sin anestesia.
El amor no tiene edad, pero los enamorados si.
Algunas separaciones son instructivas: te enseñan lo que no quieres saber del amor.
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