Imaginen que hay una habitación llena de entidades llamadas humanidad que deambulan en la oscuridad. Entonces, la metáfora aquí es la oscuridad espiritual. Los Humanos no saben quiénes son ni por qué son. No tienen idea de que son parte de la energía creativa de Dios. Ellos siguen cualquier cosa que se les da y cualquier doctrina que aprenden cuando son jóvenes. Encuentran a Dios en cualquier rincón que pueden. Algunos encuentran a Dios profundamente, y otros no. Muchos cumplen las formalidades y nunca entienden más que los ademanes.
Aparentemente en la oscuridad a menudo chocan entre sí. Algunos chocan con otro y se enojan... comienza una guerra. Eso es lo que sucede en la oscuridad cuando no se puede ver realmente lo que está pasando, aparte de lo que saben sobre sí mismos. Por lo tanto, lo que sucede está siempre separado de ustedes y es siempre un misterio. Por tal motivo, hay drama. Por lo tanto, hay conspiración y desconfianza. Estar en la oscuridad genera guerras. Estar en la oscuridad crea separación y odio. Estar en la oscuridad genera miedo y ansiedad.
Pero ahora, al continuar la metáfora, hay alguien en la oscuridad que sabe quiénes son. Se podría decir que el atributo de esa persona es ser nuestro Portador de Fósforos. Esa persona lleva consigo la capacidad de crear luz. Por pequeña que sea, esa persona tiene un fósforo. En un cuarto totalmente a oscuras, un fósforo encendido es interesante, ya que crea suficiente luz para que todos vean vagamente, así que ese Portador de Fósforos en ese cuarto oscuro, por su propia cuenta, decide iluminarlo. ¿La razón? Estudiar su propia espiritualidad, su propio valor, encender su fósforo para verse mejor a sí mismo.
Así que él lo enciende para sí mismo para poder tomar la mano del Yo Superior, y descubrir quién es. Por lo tanto, enciende su fósforo. Y en el proceso de encender ese fósforo, ilumina (muy débilmente) el resto de la habitación. ¡De repente, los Humanos pueden verse los unos a los otros y les gusta! ¡Ven a la familia! El miedo comienza a desaparecer. Entender lo que hay a su lado crea comprensión y tranquilidad. Hay menos desconfianza. Algunos de hecho buscan de dónde ha venido la luz. Muchos no.
El atributo de la luz del Portador de Fósforos es similar al del faro que se encuentra junto al mar, que les hemos presentado antes. El faro se yergue solo, por sí mismo. Irradia una luz que los demás tal quizá vean o tal vez no, una luz que los conduce a puerto seguro por su propia elección, ya que tienen el timón de la elección en su propio barco de vida. El Portador de Fósforos se sienta con el fósforo, lo encendió para sí mismo, sin embargo, afecta a todos los que lo rodean de una manera positiva.
El Portador de Fósforos no dice nada. Quienes rodean a esa persona tal vez no sepan su nombre. ¡Quizá ni siquiera sepan que encendió un fósforo! ¡Lo único que saben es que ahora pueden ver! Algunos de ellos comienzan a buscar el fósforo en sí mismos y, poco a poco, comienzan a encender sus propios fósforos, y el cuarto se vuelve más brillante. Cuanto más brillante se hace la habitación, más se ve y ya no es un misterio, y cuanto más pueda ver un Ser Humano más allá de sí mismo y de su familia inmediata, más comprensión habrá, más paz habrá. Éste es el atributo del planeta tal como lo vemos en este momento.
Hemos afirmado una y otra vez que menos de la mitad del uno por ciento del planeta debe encender el fósforopara que haya paz en la Tierra. Ahora ya conocen el razonamiento que hay detrás de eso. Esto significa que podrá haber Seres Humanos por todo el planeta que nunca enciendan un fósforo, que no creen en nada de lo que creen ustedes, sin embargo, aún así participan. Participan en su luz.
Quizá esto sea difícil de entender – cómo un pequeño fósforo puede hacer una diferencia.
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