Érase una vez un dragón cojo llamado Hui.
—¿Cómo demonios controlas tantas patas? —le preguntó a un ciempiés—, ¡si yo casi no controlo una!
—Pues la verdad es que no controlo las mías.
Existe un campo, invisible y amorfo, que lo controla todo. La intención de este universo se manifiesta en tropecientas mil formas en el mundo físico, y cada parte de todos nosotros, incluyendo el alma, los pensamientos, las emociones y, por supuesto, el cuerpo físico que ocupamos, forman parte de esa intención.
Entonces, si la intención lo determina todo en el universo y es omnipresente, es decir, que no hay sitio donde no esté, ¿por qué tantos de nosotros nos sentimos desconectados de ella, y con tanta frecuencia? Y algo aún más importante, si la intención lo determina todo, ¿por qué nos falta a tantos de nosotros tanto de lo que nos gustaría tener?
El significado de la intención omnipresente
Imagínate una fuerza que está en todas partes. No hay sitio alguno en el que no esté. No se puede dividir y está presente en todo cuanto ves y tocas.
Extiende tu consciencia de este campo infinito de energía hasta más allá del mundo de la forma y los límites. Esta infinita fuerza invisible está en todos lados, tanto en lo físico como en lo no físico.
Tu cuerpo físico forma parte de la totalidad que emana de esa energía.
En el momento de la concepción, la intención pone en marcha la forma física que adoptarás y el desarrollo del proceso de crecimiento y de envejecimiento.
También pone en marcha los aspectos no físicos, como las emociones, los pensamientos y la forma de ser. En este caso, la intención es el potencial infinito que activa tu aparición física y no física sobre la tierra.
De lo omnipresente has pasado a ser presente, en el tiempo y el espacio. Porque es omnipresente, puedes acceder a este campo de la energía de la intención tras tu llegada física a la Tierra. La única manera de desactivar esa fuerza durmiente consiste en convencerte de que estás separado de ella.
Activar la intención significa reintegrarte a tu Fuente y convertirte en un moderno hechicero.
Ser hechicero significa alcanzar el nivel de consciencia en el que se pueden conseguir cosas antes inconcebibles. Como explica Carlos Castaneda: «La tarea de los hechiceros consistía en enfrentarse a la infinitud (la intención), y se sumergían en ella a diario, como el pescador se sumerge en el mar».
La intención es una fuerza presente en todas partes como campo de energía; no se limita al desarrollo físico. También es el origen del desarrollo no físico. Ese campo de la intención existe aquí y ahora, y puedes acceder a él. Cuando lo actives, empezarás a notar que tu vida tiene un objetivo y te dejarás guiar por tu ser infinito.
El ego está compuesto de seis elementos primarios que explican cómo sentimos la experiencia de nosotros mismos al estar desconectados.
Al permitir que el ego decida el sendero de tu vida, desactivas la fuerza de la intención.
Dr Dyer
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