"La "libertad de" es común, mundana. El hombre siempre ha tratado de ser libre de cosas. Eso no es creativo; por el contrario, es el aspecto negativo de la libertad. La "libertad para" es creatividad. Tú tienes cierta visión que te gustaría materializar y quieres la libertad para hacerlo.
La "libertad de" proviene siempre del pasado, y la "libertad para" siempre es a futuro.
La "libertad para" tiene una dimensión espiritual porque te mueves hacia lo desconocido, y quizá, un día, hacia lo que no se puede conocer. Eso te dará alas. La "libertad de", cuando mucho, puede quitar las ataduras de tus manos. No necesariamente es benéfica, y la historia entera es prueba de ello. Las personas nunca han pensado en la segunda libertad en la cual estoy insistiendo; únicamente han pensado en la primera, porque no tienen la percepción para ver la segunda. La primera es visible: cadenas en sus pies, ataduras en sus manos. Quieren ser libres de ellas, pero ¿y luego? ¿Qué vas a hacer con tus manos? Podrías incluso arrepentirte de haber pedido la "libertad de".
Sucedió en La Bastilla, en la Revolución francesa...
Los revolucionarios franceses pensaron, naturalmente, que lo primero que había que hacer era liberar a la gente de La Bastilla. Es inhumano poner a alguien, encerrarlo en la prisión, sea cual sea la razón, en una celda oscura para que espere ahí la muerte, la cual podría sobrevenirle cincuenta o sesenta años más tarde...
Los revolucionarios abrieron las puertas, sacaron a rastras a las personas de sus celdas oscuras. Y se sorprendieron: aquellas personas no estaban listas para abandonar sus celdas.
Tú puedes entenderlo: para una persona que ha vivido durante sesenta años en la oscuridad, el sol es intolerable. No quiere salir a la luz, sus ojos se han vuelto demasiado delicados. ¿Y qué sentido tiene? Ahora tiene ochenta años; cuando entró tenía veinte. Ha pasado toda su vida en la oscuridad. Esa oscuridad se ha vuelto su hogar...
Pero los revolucionarios son gente obstinada; no los escuchaban. Los sacaron de La Bastilla por la fuerza; y casi todos regresaron aquella noche. Dijeron: "Dennos comida, porque tenemos hambre". Unos cuantos vinieron en la noche y dijeron: "Devuélvannos nuestras cadenas, porque no podemos dormir sin ellas... y queremos nuestras celdas. Estábamos perfectamente felices. No nos impongan su revolución. Somos gente pobre. Ustedes pueden hacer su revolución en otra parte".
Los revolucionarios estaban atónitos, pero el incidente demuestra que la "libertad de" no necesariamente es una bendición".
Osho, Rebelión, revolución y religiosidad. La meditación trae la utopía a la Tierra
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