"Crecer es afrontar la realidad, encontrarse con los hechos, cualesquiera que sean. Y déjame repetirlo: en ello no hay sufrimiento. El sufrimiento proviene de tu deseo de que ese dolor no esté ahí, de que hay algo erróneo en el dolor. Observa, atestigua y te sorprenderás. Tienes un dolor de cabeza: hay dolor pero no hay sufrimiento. El sufrimiento es un fenómeno secundario, el dolor es primario. ¿Hay dolor de cabeza?: hay dolor, es simplemente un hecho. No hay ningún juicio acerca de ello. No lo calificas como bueno o malo, no le das ningún valor; es sólo un hecho. La rosa es un hecho, al igual que la espina. El día es un hecho, al igual que la noche. La cabeza es un hecho, al igual que el dolor de cabeza. Simplemente toma nota de ello.
Buda enseñó a sus discípulos que cuando tuvieran un dolor de cabeza simplemente dijeran dos veces: "Dolor de cabeza, dolor de cabeza". Toma nota. Pero no evalúes, no digas: "¿Por qué? ¿Por qué me ha ocurrido a mí este dolor de cabeza? No debería ocurrirme". En cuanto dices "no debería" estás dando entrada al sufrimiento. Ahora el sufrimiento lo has creado tú, no el dolor de cabeza. El sufrimiento es consecuencia de tu interpretación antagónica, el sufrimiento es tu rechazo del hecho.
Y en cuanto dices "no debería ser" has comenzado a evitarlo, has comenzado a apartarte de él. Te gustaría ocuparte en algo de modo que pudieras olvidarlo. Pones la radio o la tele o te vas al club o comienzas a leer o vas y te pones a trabajar en el jardín: te desvías, te distraes. Ahora ese dolor no ha sido atestiguado; simplemente te has distraído. Ese dolor será absorbido por el sistema.
Comprende esta clave profundamente. Si puedes atestiguar tu dolor de cabeza sin adoptar ninguna actitud antagonista, sin evitarlo, sin escaparte de él; si puedes estar simplemente ahí, meditativamente ahí -"Dolor de cabeza, dolor de cabeza- ; si puedes simplemente verlo, el dolor de cabeza se irá a su tiempo... Pero no será absorbido por tu sistema, no envenenará tu sistema. Estará ahí, tú tomarás nota de él y se irá. Se liberará.
Cuando atestiguas cierta cosa en ti, no puede introducirse en tu sistema. Siempre se introduce cuando lo evitas, cuando escapas de ella... Sólo cuando estás ausente puede el dolor volverse parte de tu ser. Si estás presente, tu misma presencia impide que se convierta en parte de tu ser...
Te han enseñado a no crecer; te han enseñado a permanecer estático; te han enseñado a aferrarte a lo familiar y a lo conocido. Por eso es que cada vez que lo conocido desaparece de entre tus manos comienzas a llorar. Se ha roto un juguete, ha desaparecido un chupete...
Recuerda, sólo una cosa te ayudará: la consciencia, nada más. El crecimiento seguirá siendo doloroso si no aceptas la vida con todas sus subidas y bajadas. Ha de aceptarse el verano y el invierno también".
Osho, De la medicación a la meditación
http://osho-maestro.blogspot.com/
Buda enseñó a sus discípulos que cuando tuvieran un dolor de cabeza simplemente dijeran dos veces: "Dolor de cabeza, dolor de cabeza". Toma nota. Pero no evalúes, no digas: "¿Por qué? ¿Por qué me ha ocurrido a mí este dolor de cabeza? No debería ocurrirme". En cuanto dices "no debería" estás dando entrada al sufrimiento. Ahora el sufrimiento lo has creado tú, no el dolor de cabeza. El sufrimiento es consecuencia de tu interpretación antagónica, el sufrimiento es tu rechazo del hecho.
Y en cuanto dices "no debería ser" has comenzado a evitarlo, has comenzado a apartarte de él. Te gustaría ocuparte en algo de modo que pudieras olvidarlo. Pones la radio o la tele o te vas al club o comienzas a leer o vas y te pones a trabajar en el jardín: te desvías, te distraes. Ahora ese dolor no ha sido atestiguado; simplemente te has distraído. Ese dolor será absorbido por el sistema.
Comprende esta clave profundamente. Si puedes atestiguar tu dolor de cabeza sin adoptar ninguna actitud antagonista, sin evitarlo, sin escaparte de él; si puedes estar simplemente ahí, meditativamente ahí -"Dolor de cabeza, dolor de cabeza- ; si puedes simplemente verlo, el dolor de cabeza se irá a su tiempo... Pero no será absorbido por tu sistema, no envenenará tu sistema. Estará ahí, tú tomarás nota de él y se irá. Se liberará.
Cuando atestiguas cierta cosa en ti, no puede introducirse en tu sistema. Siempre se introduce cuando lo evitas, cuando escapas de ella... Sólo cuando estás ausente puede el dolor volverse parte de tu ser. Si estás presente, tu misma presencia impide que se convierta en parte de tu ser...
Te han enseñado a no crecer; te han enseñado a permanecer estático; te han enseñado a aferrarte a lo familiar y a lo conocido. Por eso es que cada vez que lo conocido desaparece de entre tus manos comienzas a llorar. Se ha roto un juguete, ha desaparecido un chupete...
Recuerda, sólo una cosa te ayudará: la consciencia, nada más. El crecimiento seguirá siendo doloroso si no aceptas la vida con todas sus subidas y bajadas. Ha de aceptarse el verano y el invierno también".
Osho, De la medicación a la meditación
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