Así pues, con toda esta información accesible para millones de personas de todo el mundo, ¿por qué hay tanto caos? ¿Por qué continúan existiendo el dolor y el sufrimiento en el mundo?
Hay una historia sobre el Maguid de Mezritch, Rav Dov Ber, que no tenía mucho interés en conocer al gran Baal Shem Tov, Rav Israel ben Eliezer. El Maguid había estudiado mucho más duro que cualquier otra persona en la historia, por lo que creía que sabía todo lo que debía saber. Él no veía la necesidad de hacer el viaje pero tras la insistencia de su esposa finalmente accedió.
Tras haber estado unos días con el Baal Shem Tov, el Maguid sentía que no había aprendido nada nuevo. De hecho, parecía que el Baal Shem Tov no quería discutir sobre asuntos espirituales con él en absoluto. Finalmente, cuando el Maguid estaba a punto de regresar a casa, el Baal Shem Tov le pidió que le hablara sobre el santo ángel, Arizal. El Maguid quedó sorprendido, pero al ser una persona tan sabia, fue capaz de explicarle todo sobre el ángel en gran profundidad.
Tan pronto como el Maguid hubo finalizado, el Baal Shem Tov estuvo de acuerdo y dio la misma explicación, pero cada vez que pronunciaba el nombre Arizal, el ángel mismo aparecía. Cualquier ángel que mencionara, se materializaba ante ellos en cuanto las palabras salían de la boca de Baal Shem Tov.
El Baal Shem Tov y el Maguid tenían la misma información, pero lo que les hacía diferentes es que el Baal Shem Tov había puesto en acción todo lo que había aprendido, y por lo tanto lo había integrado en su corazón. El Maguid entendió en aquel momento lo que el Baal Shem Tov ya sabía: que la información no sirve de nada hasta que se pone en uso.
A veces imaginamos que las personas espirituales son aquellas que pasan sus vidas en soledad en una montaña, en meditación y estudio profundos; pero eso no es cierto. Uno debe bajar de la montaña y poner la sabiduría en práctica a diario con las personas, trabajar para mejorarse a uno mismo y su entorno. Ese es el camino espiritual.
Si queremos poner fin al caos en nuestras vidas, y en el mundo, debemos dedicarnos a hacer nuestro trabajo espiritual tanto como nos dedicamos a nuestro estudio. La información no cambia el mundo, pero poner la espiritualidad en acción puede hacerlo.
Es momento de empezar a convertir las palabras en sabiduría aplicando todo lo que aprendemos en nuestras vidas esta semana.
Los grandes sabios nos dan la información, pero depende de cada uno de nosotros manifestarla en el mundo.
Todo lo mejor,
Yehuda Berg
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