domingo, 2 de junio de 2013

MISTERIOSAS CREACIONES...PAULO COELHO...♥





“Cuenta la leyenda que, al concebir su famoso fresco La Última Cena, Leonardo da Vinci se topó con una gran dificultad: necesitaba pintar el Bien –en la imagen de Jesús– y el Mal –en la figura de Judas”.


Cuenta la leyenda que, al concebir su famoso fresco La Última Cena, Leonardo da Vinci se topó con una gran dificultad: necesitaba pintar el Bien –en la imagen de Jesús– y el Mal –en la figura de Judas–. Cierto día, mientras escuchaba a un coro, encontró en uno de los muchachos la imagen ideal de Cristo. Lo invitó a su taller, y reprodujo sus trazos en estudios y esbozos. Antes de que el muchacho saliera, le enseñó el proyecto del fresco. Lo elogió por representar el rostro de Cristo.
Pasaron tres años. La Santa Cena, que embellecía una de las iglesias más conocidas de la ciudad, estaba casi concluida, pero Leonardo da Vinci aún no había encontrado el modelo ideal para Judas.
El cardenal, responsable de aquella iglesia, empezó a presionar a Leonardo, exigiéndole que terminase cuanto antes su trabajo.
Después de muchos días buscando, el pintor encontró a un joven prematuramente envejecido, con la ropa hecha jirones, borracho, tirado en la cuneta. Con dificultad, les pidió a sus ayudantes que lo llevaran a la iglesia, pues ya no le quedaba tiempo para hacer esbozos.
Cargaron hasta allí al mendigo, que no conseguía entender bien lo que estaba ocurriendo: los ayudantes lo mantenían de pie, mientras Leonardo copiaba las líneas de la mezquindad, del pecado, del egoísmo, tan bien delineadas en aquel rostro.
Cuando terminó el trabajo, el mendigo –ya un poco recuperado de su resaca– abrió los ojos y se fijó en el fresco que tenía frente a él. Y dijo, con una mezcla de espanto y tristeza:
–¡Yo ya había visto ese cuadro antes!
–¿Cuándo? –preguntó sorprendido Leonardo.
–Hace tres años, antes de que perdiera todo lo que tenía. En una época en la que cantaba en un coro. Y el artista me invitó para que posara como modelo del rostro de Jesús.

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