-Si hoy encontraras una bella mujer en tu cama, ¿conseguirías pensar que no es una mujer?
-No –respondió el eremita-, pero conseguiría controlarme.
El abad continuó:
-Y si descubrieses monedas de oro en el desierto, ¿conseguirías ver estas monedas como si fuesen piedras?
-No. Pero conseguiría controlarme para dejarlas donde estaban.
Insistió Abraham:
-Y si te buscaran dos hermanos, uno que te odia y otro que te ama, ¿conseguirías pensar que ambos son iguales?
Dijo el ermitaño:
-Aunque sufriría, yo procuraría tratar a los dos de la misma manera.
Aquella noche, al regresar al monasterio de Esceta, Abraham les comentó a sus novicios:
-Voy a explicaros lo que es un sabio: es aquel que, en lugar de matar sus pasiones, consigue controlarlas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario