En muchas ocasiones, no estamos a gusto con lo que nos rodea. Lo peor es que no tenemos opción de cambiarlo, muchas veces.
La salida natural de nuestra mente es el rechazo de lo que tenemos cerca. Sin embargo, no es lo que más nos ayuda. Lo que de verdad estará a nuestro favor es amar, de la forma que sea, lo que hay.
Esto sí es de verdad un trampolín hacia nuestro bienestar. Porque nada hay peor que sufrir con lo del día a día sin poder evitarlo.
Mejor autoengañarnos un poco, ligeramente; lo suficiente para seguir adelante hasta que todo sea tan normal que no logre hacernos daño.
VÍA MIRAR LO QUE NO SE VE
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