Amarse a uno mismo es el principio
de una historia de amor eterna.
Oscar Wilde
Cuando hables de ti mism@, recuerda:
*Honrar tu pasado; cada episodio vivido, con mayor o menor fortuna, ha servido de peldaño para llegar a donde hoy estás.
*También honrarás tus orígenes. Tu familia y tu tierra natal, estés donde estés, siempre serán las raíces que te sostienen.
*Y cada vez que te definas, olvídate de comparte con nadie. Eres únic@ e irrepetible, cualquier comparación, más que aclarar, enturbiará injustamente tu esencia genuina.
*También valorarás cada rincón de la geografía de tu cuerpo, gracias a él tu conciencia se expresa en este mundo, te relacionas y vives. Devaluarlo solo trae aislamiento y enfermedad.
*Reconocer tus logros, no como una exhibición de trofeos, sino como un acto motivador para los que vienen detrás.
*También reconocerás tus errores, agradeciendo el poder que ellos han tenido como fuente de aprendizaje.
*Evitar definiciones categóricas sobre rasgos de tu personalidad, usando etiquetas del tipo “soy tímido”. Si has de hablar de tu timidez, acota la definición: “una parte de mí en tales circunstancias, siente vergüenza”.
*También evitarás anticipar tus peores futuros. Las anticipaciones tienen un gran poder de programación: las llamadas “profecías autocumplidas” funcionan así.
*Valorar esos dones con los que naciste; no pecarás de arrogancia, sino que venerarás la gracia con que la naturaleza te dotó.
*Cada vez que te definas cambia el verbo “ser” por el verbo “estar” (“soy ansioso” -> “estoy ansioso”); tenemos la posibilidad de transformarnos constantemente, no nos encerremos entre los barrotes de una definición inamovible.
Carmen Guerrero
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