Te sorprendería saber cuántos de los grandes sabios fueron considerados como los que menos tendrían éxito en los inicios de su jornada. De hecho, generalmente los estudiantes que fallaban eran los que se convertían en las almas más justas (Tzadikim) y en los líderes de su generación.
El secreto de ellos fue: saber que incluso si fracasaban una y otra vez, el fracaso no los hacía inferiores.
Siempre hay Luz en nuestros fracasos porque nos acercan un paso más para alcanzar nuestra meta.
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