Pero la Kabbalah revela que no fue Dios quien abrió el mar. Fueron las personas. Utilizaron el poder de los 72 Nombres de Dios para lograr esta sorprendente hazaña. Es más, antes de que el agua subiese al cielo, se requería una acción física para activar el poder de los Nombres. Este es el significado secreto detrás de la respuesta de Dios, “Arrójense al agua”.
Se requería que los israelitas demostrasen certeza total en sus capacidades semejantes a las de Dios al caminar hacia el mar con completa convicción en un resultado positivo. Naturalmente, cuando se pararon por primera vez a las orillas del mar, viendo al Faraón que se acercaba velozmente, se paralizaron por el temor y las dudas. Pero Moisés les recordó los 72 Nombres y comenzaron a meditar en ellos, emplearon todas sus capacidades mentales para despertar poderosas fuerzas espirituales.
¿Pero sabes algo? Ni una sola molécula de agua se movió hasta que los israelitas superaron sus dudas y caminaron hacia el agua con total certeza. Ni una gota se movió hasta que quedaron con el agua al cuello. En ese momento, cuando el agua alcanzó sus narices mientras mantenían completa certeza, ¡¡BUM!!, el mar se abrió revelándoles el camino hacia la libertad.
¿Cuál es la lección? Para tomar control de las leyes de la Madre Naturaleza, tenemos que tomar el control sobre nuestras dudas, caminar hacia delante a pesar de ellas.
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