Creo que de todos los aprendizajes pendientes que tenemos como seres humanos, el más notable es alcanzar el éxito en las relaciones personales, desde las familiares, a aquellas entre amigos y por supuesto, con nuestra pareja. ¿Por qué fracasamos entre tantos intentos por encontrar paz en nuestras relaciones?
En principio, hemos confundido la energía del amor con una versión un poco más egocéntrica que implica “necesitarnos”. De hecho, cuando decimos “te quiero” a alguien, estamos siendo realmente honestos en nuestro deseo porque cuando creo “amar”, en realidad “quiero” que esa persona sea de determinada manera y no de otra, “quiero” que esté a mi lado, “quiero” que siga cierta conducta. Efectivamente “te quiero”, entonces, porque “te quiero, te necesito”.
Por mucho que lo intentamos, incluso, muchas veces ofreciendo cosas a cambio o nuestro propio cambio, lo que necesitamos no siempre llega. Muy pocas veces nos es devuelto lo que damos tal y como lo queremos. Y es allí cuando llegan a las relaciones el malestar, la frustración, el resentimiento… ¡hasta el odio!
Sin embargo, como del amor nunca puede nacer lo que no sea amor, definitivamente queremos a esa persona, pero nunca llegamos a amarla. Para amarla no debería “querer” tanto de ella, sino más bien aceptarla tal como es. Sólo con la aceptación llega el amor.
¡Sí! Sé cuánto nos cuesta amar de esta manera. Nos cuesta con nuestros hijos, con nuestros padres y especialmente con nuestra pareja.
Y es que quizás no estamos listos para esta energía tan sublime. Pero sólo ella nos llevará a crear una relación amorosa. Por eso, comencemos a practicarla aceptando al otro tal como es, en lugar de querer que sea de una u otra forma. Estoy seguro que ésta es la única manera posible de tener una relación en paz.
JULIO BEVIONE
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