No sé qué sucederá en otros países, pero vivir en Argentina nunca es aburrido.
Es una especie de Curso Acelerado en Cambios Brutales, con transiciones muy cortas. Pasamos de un extremo al otro de la dualidad, poniendo a prueba la capacidad de transformación, adaptabilidad, optimismo, creatividad y muchas otras cosas. Pasamos de ser los mejores a ser los peores; de promesas de Primer Mundo a certezas del Tercero; de piolas a boludos; de ricos a pobres a ricos a pobres en sucesión infinita (gracias a la maravillosa tierra que nos bendice, porque si fuera por los desaguisados que nos mandamos ya estaríamos fritos).
Se dice que, de alguna forma, estamos siendo la avanzada de lo que les sucederá a todos en el futuro, algo así como un Caso Testigo. Es probable. De cualquier forma, para mí es estimulante vivir aquí. Me divierte, porque no me enredo en las taradeces nacionales, más que para ver cómo están en mí. Uno no nace en un país por casualidad, sino porque sirve para trabajar temas personales. Por eso, trato de arreglar esos asuntos en mí misma en lugar de culpar a los gobiernos o a quien sea. Es mi contribución.
La otra es, justamente, no engancharme en las interminables discusiones a las que somos tan afectos (mucho ruido y pocas nueces: mucho palabrerío y poca acción). Lo que uno piensa y habla contribuye a lo que sucede. Así como no le doy cabida a mis propios temores y preocupaciones para no darles posibilidades de concreción, hago lo mismo con mi país. Creo que lo mejor es pensar, hablar, sentir, hacer desde la más alta expresión de uno mismo. Mi país es mi casa extendida.
Publicado por LAURA FOLETTO
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