El otro es el otro, aunque no me guste.
Puedo quererlo o no quererlo, pero tiene derecho a ser quien es.
Yo soy yo, aunque al otro no le guste.
Puede quererme o no quererme, pero tengo derecho a ser quien soy.
Sí el otro deja de ser él para parecerse a quien yo quiero que sea, dejará de ser.
Sí dejo de ser yo para parecerme a quién él quiere que sea, dejaré de ser.
Cuando el otro deja de ser él para que yo lo quiera, sólo estaré queriendo su mímica.
Cuando dejo de ser yo para que el otro me quiera, sólo estará queriendo mi mímica.
Únicamente puedo querer a quien elijo tal como es.
Únicamente puedo ser querido por quien me elije tal como soy.
Juan Antonio Currado.
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