“La espiritualidad no puede ser parcial, pues en el sendero iniciático no se admiten medias tintas. Por eso, la práctica espiritual no puede remitirse a un puñado de ejercicios semanales ni a la asistencia puntual a un ritual sagrado (…) Vivir espiritualmente es estar las 24 horas del día con la mirada en la cima, con los ojos del Alma Espiritual posados en la lejana luz del candil del ermitaño. Al trabajar, la mirada física podrá ocuparse de las tareas laborales, pero la mirada interna deberá estar en la cima. Al divertirnos, la mirada interna deberá estar en la cima. Al hacer el amor, la mirada interna deberá estar en la cima. Al conducir, al descansar, al practicar un deporte. Siempre en lo más alto. Viviendo atentamente el “aquí y ahora” sin dejar de perder de vista la cima.”
Phileas del Montesexto
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