Los grandes amores existen, nacen a pesar de las estadísticas y los nuevos tiempos, porque se amparan en las leyendas y en las grandes historias de siglos pasados.
Ellos se redefinen, se reinventan, respiran y a la vez descubren nuevos besos, nuevas caricias, nuevas metas aderezadas con emoción adolescente.
Discuten, sacan cuentas, anotan pendientes, son “normales” pero quieren descollar en lo que emprenden juntos.
Estoy convencida de que los grandes amores se encuentran en las coordenadas del otro, sin hilos de marioneta, mas bien con hilos invisibles de afinidad y deseo renovado.
MARU CANALES
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