La gente era amable, y le ofrecieron toda la ayuda que necesitaba para que se estableciera entre ellos.El sastre le hizo un traje gris,el zapatero le hizo unos zapatos a medida, alguien le dio una casa,otro le dio trabajo, y por fin obtuvo también una mujer,y se asentó felizmente en aquel lugar.
No hacia mas que admirar la hospitalidad que había encontrado,y así se lo decía con frecuencia a su mujer. Un día, cuando necesitó unos zapatos nuevos,se fue al zapatero que le había regalado el primer par,y le encargo otros; y el zapatero se los hizo pero esta vez se los cobró el doble de lo corriente. Lo mismo le pasó con el sastre cuando necesito un traje nuevo, y con todos los que le habían ayudado tan generosamente en sus primeros días.
Todos le cobraban el doble o le pedían el favor correspondiente; el Mul-La
le comento a su mujer esa extraña conducta de la gente, y ella le explicó>
En nuestra tierra los favores se pagan. Somos amables y pacientes pero tenemos memoria y llevamos cuentas. Si le fuéramos a dar todo gratis a todos los que vienen por aquí pronto no arruinaríamos>. Pero no te quejes, porque también te han dado algo por lo que no te van a cobrar doble, y esa soy yo,y también tienes que saber que me case contigo para que me dieras hijos.
Todo esto no quiere decir que no le podamos hacer favores a los demás, que no le podamos ayudar, o no debamos sacrificarnos por ellos si ese es nuestro deseo. Lo que si quiere decir es que quizás tendríamos que revisarnos, y enderezar nuestra actitud en esos actos de servicio y ayuda.
Las facturas se pagan en este mundo, y los favores nunca son gratis,
cuando vence el plazo, llega el aviso,nadie hace nada sin que el servicio prestado lleve un gancho escondido para sacar ventaja mas tarde.
cuando vence el plazo, llega el aviso,nadie hace nada sin que el servicio prestado lleve un gancho escondido para sacar ventaja mas tarde.
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