¿Sueño? ¿cansancio? ¿hambre? ¿o ganas de escapar….?
Se ha demostrado que bostezar sirve como un mecanismo de enfriamiento del cerebro. En el curso del día, nuestro cerebro se calienta hasta el punto de quemar, él solo, un tercio de las calorías que consumimos. Para lograr funcionar de forma más eficiente, el cerebro necesite que se le enfríe. Por eso, cuando una persona bosteza, se incrementa instintivamente el flujo de sangre que aporta el aire fresco.
Nuestra visión particular:
El bostezo es preludio de la entrada en el mundo de los sueños, en una zona oscura, fuera de la realidad que nos rodea cuando estamos despiertos. Un “ataque de sueño” repentino durante el día puede estar indicando que está sucediendo algo de lo en el fondo deseamos escapar a través del sueño.
Fotografía de Peter Funch
VÍA PLANO CREATIVO
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