El doctor Klein terminó de reconocer a un paciente y le dijo:
—Goza usted de perfecta salud, señor Levinski: el corazón, los pulmones, el nivel de colesterol, todo está bien.
—Estupendo —dijo el señor Levinski.
—Nos veremos el año que viene —dijo el doctor Klein.
Se
estrecharon la mano y, en cuanto el paciente salió de la consulta, el
doctor oyó un fuerte golpe. Abrió la puerta y allí estaba tendido el
señor Levinski, boca abajo.
La enfermera gritó:
—¡Acaba de desmayarse, doctor! ¡Ha caído fulminado!
El médico le puso la mano en el corazón a aquel hombre y dijo:
—¡Dios mío, está muerto! —Colocó los brazos bajo los del cadáver y añadió—: Vamos, rápido. ¡Cójalo por los pies!
—¿Qué? —exclamó la enfermera.
—¡Por Dios! —dijo el médico—. Vamos a darle la vuelta. ¡Que parezca que estaba entrando!
Sé
un poco inteligente. Dicen que la inteligencia no sirve de mucho a
menos que seas lo suficientemente inteligente como para saber servirte
de ella.
El
otro día hice un gran descubrimiento. Dicen que cualquier idiota que te
encuentras por el mundo es el producto final de millones de años de
evolución. Desde luego, la inteligencia es rara, pero las personas que
están a mi alrededor... el solo hecho de que hayan tenido el valor de
estar aquí demuestra sobradamente su inteligencia. Hay que poner esa
inteligencia en funcionamiento.
—Ay,
Dios mío —suspiró Paddy—. Yo tenía todo lo que un hombre puede desear:
el amor de una mujer preciosa, una casa bonita, mucho dinero, ropa
buena...
—¿Y qué pasó? —preguntó Seamus.
—¿Que qué pasó? Pues que de repente entró mi esposa, sin avisar.
Has de estar alerta. Los peligros surgen a cada paso. Quien decide meditar debe andarse con mucha cautela.
VÍA OSHO CHISTES
Osho
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