Durante muchos años
sin reparar en gastos
he recorrido muchos países,
he visto las montañas más altas
y los océanos.
Lo único que no supe ver
fue el brillo del rocío
en la hierba, a la puerta de mi casa.
¿Tenemos el mismo problema que Tagore? ¿Andamos locos buscando algo que tenemos a nuestro alcance, que está aquí mismo, pero que no sabemos ver? ¿Corremos por la vida tras sueños y Absolutos inalcanzables o evanescentes? Tal vez sea más inteligente, más sensato, más agradecido, más hermoso y más sabio caminar por la existencia con los ojos bien abiertos, sin prisa, contemplando y disfrutando de todo aquello que nos ha sido dado, de los regalos de la Vida en los que, si sabemos detenernos a mirar con atención, encontraremos a ese Absoluto que constituye nuestro deseo esencial, el origen y fin de todos nuestros anhelos.
¿Lo intentamos?
VÍA MEDITACIONES DEL DÍA
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