Todas, absolutamente todas las noches oscuras del alma son un inicio, jamás un final. Atraviésalas como sólo tú sabes. Llora, grita, enójate, no tengas miedo de expresarte, ni de ser tú, ni de caer, ya que en ningún precipicio estarás sin Dios. Ya cuando la luz aparezca, sabrás cómo amarte, como ponerte en paz con lo vivido, como empezar otra vez.
VIVI CERVERA
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