¿Qué sería de la vida sin la posibilidad de escribir una nueva historia?
Hace poco conocí a María. Era una mujer de “cuarenta y tantos” años que por una (aparente) mala decisión lo había perdido todo en menos de un año: casa, automóvil, trabajo, ahorros, y por supuesto, su tranquilidad.
Se sentía morir, como perdida en un laberinto de grises paredes y atada de manos. Había pedido ayuda a los que creía que eran sus grandes amigos, pero las puertas se le fueron cerrando poco a poco.
Y justo, en el momento de mayor angustia e incertidumbre, mientras daba un paseo con sus hijos, en un parque cerca de la casa de su madre, su hijita más pequeña se le quedó viendo con ese gesto inocente pero esperanzador y le preguntó:
-Mami, ¿tú crees que voy a ser feliz?
María se quedó sin palabras. Realmente esa pregunta retumbó por varios minutos en su cabeza, y cual película, fueron pasando muchas imágenes de las crisis que había atravesado en esos últimos meses.
Esa noche María no durmió, e hizo una promesa con su hija, con Dios y con ella misma: A partir de ese momento iba a hacer todo lo que estuviera en sus manos para salir del bache en el que se encontraba. Estaba dispuesta a volver a empezar, a volver a creer.
Y vaya que lo logró. María le dio un giro de 180° a su vida y actualmente, según lo platica, se encuentra en su mejor etapa.
Hay momentos que no entendemos; situaciones que nos sacan de balance, que nos “mueven el tapete”, experiencias inevitables, que hacen que todo cambie, que nuestros planes se muevan y que las prioridades tengan otro orden.
Puede ser un despido, una ruptura de pareja, un mal negocio, un conflicto familiar, una enfermedad, una deuda, Sea lo que sea, no estamos entrenados para pasar por ello, y si no se sabe manejar, puede llevarnos al extremo de pensar que ya no hay esperanza alguna ni motivación suficiente.
Pero, ¿sabes? Hay una buena noticia y se llama “Resiliencia”, que se define como la capacidad para afrontar la adversidad y salir fortalecido de las crisis o las tragedias.
Dicen que cada historia tiene un final, pero en la vida cada final puede ser un nuevo inicio. María fue resiliente y se hizo responsable. Lo mismo que hacen muchas personas que tocan fondo pero en lugar de quedarse ahí, lo utilizan de trampolín y se impulsan a una vida incluso mucho mejor que la que tenían antes de la dificultad.
En la vida hay más comienzos que finales. Siempre tiene su encanto terminar algo, cerrar un ciclo, porque eso significa, que vienen nuevas y mejores oportunidades. Por eso en mis Conferencias lo digo una y otra vez: Hay que dejar a los fantasmas del pasado en el lugar que les corresponde. Lo que ya no es, suéltalo y enfócate en aprovechar los regalos de tu presente.
DAVID MONTALVO
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