Contraer un compromiso de pareja e iniciar la convivencia, puede generar confusión entre “me responsabilizo de ti” con “me apropio de ti”, “formamos un equipo” con “los dos somos un sólo ser”…
La pareja sana, desde el inicio de la convivencia, acuerda respetar el uno en el otro su intimidad total en los siguientes planos:
-Pensamientos: cómo los comunica, dónde, cuándo y a quién.
-Emociones: su naturaleza y hacia qué o quién las siente.
-Su sexualidad: preferencias, deseos, necesidades y expresiones.
-Su territorio: empezando por la experiencia corporal y terminando por como gestiona su espacio personal.
He aquí la paradoja del amor verdadero: somos uno mientras respetemos la individualidad.
“Te quiero” no es “te quiero para mi”. “Mi amor”, no es eres “amor en exclusividad”. La unión no es fusión.
VÍA PLANO SIN FIN
Imagen: Mariade
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