Aceptación no es tolerar. Cuando toleramos algo, estamos pretendiendo tener un 'sí' cuando, en secreto, sentimos un 'no'. Pretendemos aceptar con el fin de parecer ser agradables, o amables, o positivos, que estamos en control, o que estamos iluminados.
En la aceptación no hay pretensiones. La aceptación significa vivir como un gigante SÍ hacia la vida, un SÍ que puede incluir tanto un honesto 'sí' como un honesto 'no'. Ya no decimos un 'sí' sólo para agradar a los demás, o para ocultar nuestras dudas, o para dar la impresión de ser decisivos o valientes. Ya no decimos 'no' desde un sentido de miedo o de deficiencia.
Hablando con la verdad, ambos, un 'no' y un 'sí' son expresiones de un infinitamente más grande SÍ a la vida. El pequeño 'no' y el pequeño 'sí' se convierten en celebraciones de ese ilimitado e ininterrumpido SÍ que somos, y siempre seremos.
Jeff Foste
VÍA EL TRASTERO DE MI MENTE
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