jueves, 18 de octubre de 2012

El éxito de todos contribuye a mi propio éxito...♥



En la medida en que experimentes mayor abundancia, es probable que te relaciones con otras personas prósperas. Pensando en términos de prosperidad, tus vibraciones empie­zan a cambiar y atraer a gente que también piensa en los mismos términos. No tengas celos ni te sientas amenazado por el éxito de otros. Date cuenta de que, estando cerca de una persona con éxito, empiezas a compartir sus vibraciones. Empieza ya a creer que el éxito de todos significa aún más éxito para ti. Si todos a tu alrededor tienen éxito, te ves rodeado por vibraciones de este tipo y tu propio éxito vendrá con más rapidez. Cuando oigas de la buena fortuna de otros reconoce su éxito, sabiendo que reafirma una abundancia que también te es disponible a ti.

Muchos piensan que han de hacer llegar su trabajo a gran cantidad de personas, o que deben constituirse en el número uno de su campo de acción para tener realmente éxito. No es malo ser competitivo, si esta actitud te ayuda a dar lo mejor de ti a tu trabajo; pero no creas que las personas que tienen éxito en lo que tú estás haciendo te pueden apartar del tuyo. Existen reservas ilimitadas de éxito. Todas y cada una de las personas en el mundo pueden tenerlo. Date cuenta de que ocupas un lugar especial, y que lo que tienes que hacer es, en cierto modo, especial y único, independientemente de cuánta gente hace cosas similares. ¿Hay algún individuo o empresa con la que estés compitiendo? ¿Te preocupa que su éxito pueda significar un fracaso para ti? Imagínate, por un momento, que tienen más éxito del que nunca te habías pensado posible. E imagínate una razón por la que su éxito te beneficiará a ti.

Sepa que no hay nadie más en el mundo capaz de hacer tu trabajo del mismo modo exacto que tú lo haces. Aunque parezca que otros hacen el mismo trabajo, probablemente se estén dirigiendo a un grupo de personas diferente o al mismo grupo que tú pero de manera distinta. Es mejor concentrarte en aprovechar mejor tu potencial. ¿Das prioridad a las necesidades de las personas a las que prestas tus servicios? ¿Sigues los mensajes de tu interior? Haciéndolo, resplandecerás. Tendrás todo el volumen de negocios y la prosperidad que deseas. Disfruta del proceso de proyección de tu trabajo, no sólo para el reconocimiento y la fama. Que no importe si no eres el "número uno", sino acaparas la clientela, si hay otros que ganan más que tú. Y no pienses que todo lo has de hacer tú mismo.

No te preocupes porque alguien te robe una idea o porque haga lo que haces mejor que tú. Siempre que des lo mejor de ti y ofrezcas el mejor servicio o producto posible, tus recompensas serán ricas. No importa lo que hacen las otras personas. Aunque haya alguien que quiera apropiarse de una buena reputación que te corresponde a ti, no dejes de hacer lo mejor que puedas. Eventualmente, encontrarás tu premio. Como en el caso de la tortuga y la liebre, el que trabaja con constancia y consistencia y ofrece siempre calidad en su trabajo tendrá más abundancia y dejará más huella en el mundo que aquel que busca atajos para ganar.

Si formas parte de un grupo que solicita un mismo puesto de trabajo, si compites con otras empresas para ganar un cliente y conseguir una subvención o inversión, no pienses en términos de rivalidad. Si la consecución del dinero, cliente o puesto de trabajo sirve a tu propósito superior, la tendrás. Da siempre lo mejor de ti; escribe o visita sólo aquellas personas hacia las que te dirigen los mensajes de tu interior y encontrarás el dinero o el empleo que buscas. Si lo consigues, no creas que se lo has quitado a otro.

El universo es abundante y perfecto y los demás encon­trarán exactamente lo que más les conviene. No puedes quitar­les nada. Tus oportunidades lo son sólo para ti y las que no, les serán ofrecidas a otros. Si estás "compitiendo" por conseguir algo en este momento ‑un empleo, una subvención, un présta­mo, una beca o un apartamento‑ procura olvidarte de tus preocupaciones y confiar en que se producirá el resultado mejor para todos. Confía en que será tuyo todo lo que te está destinado a ti; el universo siempre obra para atraerte tu bien superior.

No consideres tus compañeros de trabajo como compe­tidores; considéralos amigos. La cooperación te llevará mucho más lejos que la competición. Un hombre que trabajaba en una empresa, quería llegar a ser vicepresidente en poco tiempo. Iba hablando de sus ambiciones a todo el mundo, alabando su propio trabajo. Rebajaba el trabajo de los demás para que el suyo apareciera más importante, y se daba el crédito de cosas hechas por otros. Otro cuadro de la misma empresa se limitaba a hacer lo mejor que podía. Pensaba constantemente en sus compañe­ros de trabajo, aceptaba tareas extraordinarias, ayudaba a su jefe siempre que pudiera y realizaba su trabajo con atención y amor. El primer hombre no fue ascendido y abandonó la compañía enfadado porque "no se le había valorado". El segun­do hombre ascendió hasta convertirse en vicepresidente.

Sanaya Roman y Duane Packer

No hay comentarios:

Publicar un comentario