martes, 30 de octubre de 2012

Lamentos de mujer: “No soy valorada por mi esposo”



En ocasiones nos enamoramos del hombre perfecto y él de nosotras, dice la señora Shoshan. Es algo maravilloso. Pero a veces, después de un tiempo de estar casadas con él, deja de ser ese maravilloso hombre que creímos ver. El príncipe azul te salió rana, o lo que es peor, ahora es un hombre que ni te mira ni te trata bien, siempre discutiendo y criticando todo cuanto haces o dejas de hacer. Puede que tu historia sea algo así:

En una ocasión muy especial, el amor llegó a tu vida. Llegó aquel hombre que sabías que era para ti, aquel con quien compartir tus años dorados, y todo lo que reste de vida. Todo era maravilloso, eras feliz, no necesitabas de nadie pues tenías su amor y compañía. Tu vida pasó a ser la de él, y ya no tenías que preocuparte más de lo emocional o económico, pues él suplía por ti. Lo dejaste todo por amor a él, el amor de tu vida.

Ahora llevas un tiempo casada, y de repente te das cuenta de que las cosas ya no son como antes. Todo lo guapo y romántico que viste en el tiempo de enamoramiento se ha esfumado. Hoy es un hombre al que nada le parece bien, hagas lo que hagas le parecerá reprochable, siempre te discute todo. Sientes como si ya no le conocieses, al menos no ves en él a aquel maravilloso hombre que un día te enamoró locamente haciéndote dejarlo todo por él. Hoy es un extraño, no habla, siempre está fuera y tiene cosas que hacer.

Y ahí estás tú, sola con tus hijos en casa, cuidando de todo, haciendo los deberes del hogar. En un tiempo viviste con plenitud, ahora no eres más que una señora de casa que sufre la soledad que su pareja le dio por vida. Ya ni te toca, pasan las semanas sintiéndote como si ambos fuesen extraños el uno para el otro, y comienzas a preguntarte como será realmente la vida de aquellas amigas tuyas que aún conservan el trabajo pese a estar casadas, que tienen hijos como tú, pero que se las ve siempre felices, plenas y realizadas. ¿Dónde está el error?

El error no está en enamorarse sino en pretender vivir la vida en base a al hombre que se ama. El amor no es egoísta, el amor no necesita pasar por tantas pruebas, el amor para que sea un amor verdadero y en lo posible para siempre, se tiene que trabajar y cuidar mucho.

La pasión es lo primero que pasa en la pareja, luego queda el amor más pausado, la amistad, la complicidad que debe haber en una pareja, por eso deben conocerse bien, hablar las cosas, la manera de pensar tanto del uno como del otro, no dejarse llevar por lo maravilloso que nos resulta… Todos somos especiales al conocernos, luego viene la tranquilidad para tomar decisiones en conjunto. Pero ya está hecho, ahora vienen los arrepentimientos, las preguntas y los cuestionamientos. ¿Por qué dejé de trabajar? ¿Por qué no traté de conocerlo más? ¿Por qué alejé a toda mi familia y mis amigos de mi lado? ¿Por qué dejé de arreglarme como a mí me gustaba y me ponía lo que a él le parecía? Su apariencia física me desconectó de la realidad, al fin era un hombre como cualquiera. En resumen, si esta es tu situación posiblemente estás diciéndote algo parecido a esto:

“Dejé de ser persona, dejé que me manipulara, fui una inocente porque resulta que él sólo necesitaba una mujer para la casa y los hijos. La mujer que yo era ya no existe, me miré en el espejo y no me gusto, nada lo que vi en mi espejo me gustó, como mujer estoy acabada.

Traté de hablar, de hacerle comprender que las cosas no estaban bien, fui muy tolerante, le expliqué acerca de todo cuanto renuncié en la vida para estar como él quería que yo estuviera, pero él no parecía tomar conciencia de ello, siguió con su misma vida. En fin, fui yo la que dejé que me anulara como mujer y como persona.

Mis conversaciones no tuvieron ninguna respuesta, lo que escuché fue cosas como “si no te gusta esta vida, ahí está la puerta” o “¿por qué no trabajas?” Quizás así te pones más atractiva, porque ahora mismo no lo eres’. ¿Se puede ser más cruel?

A veces puedes ser una buena mujer, ama de casa, madre que cuida de los hijos, del hogar, teniéndolo todo siempre ordenado y limpio, y él no es capaz de apreciarte reduciéndote a la nada con sus comentarios. En tal caso, es evidente que la llama de amor se ha apagado. ¿Qué hacer en estos casos?

No ser masoquista, ser y tener las ganas de salir adelante con o sin él, buscar trabajo, ser independiente económicamente, hacerte respetar y que cuando se dirija a ti que lo haga con respeto. Debes volver a conseguir que tu autoestima salga adelante, salir de esa vida de soledad que llevas, volver a tus tiempos donde eras otra persona. Por algo te buscó y se casó contigo; ahora todo depende de ti: si sigues siendo la sirviente porque ya no eres mujer para él, solo la de los quehaceres de la casa, entonces o arreglas eso, o buscas la manera de seguir sola y feliz aunque sea en un hogar más humilde con tus hijos, pero nadie tiene el derecho de aniquilarte como persona.

Sólo tú puedes dar ese paso, nadie lo puede hacer por ti. Tú eres mujer valiente y decidida, no hay porqué vivir sometida por años y años llorando amarguras si la vida misma te ofrece distintas oportunidades. SHOSHAN

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