lunes, 2 de abril de 2012

FRANCESCO...VOLVER A NACER...(CUENTO)

Francesco ~ Volver a empezar.





Ésta es la aventura que estoy por emprender.

Tú me conoces, soy Francesco, te conté mi experiencia vivida en el libro anterior; ahora estoy perdiendo mi identidad en el Cielo y pronto, muy pronto, seré uno de ustedes.

Nada me haría pensar que yo viviría con miedo esta próxima vida.

Yo los miro a ustedes desde donde me encuentro, y les juro que me dan muchas ganas de gritarles ¡ya basta de…!

Veo cómo sienten que la vida los abruma, y sin embargo todavía no sé qué sentiría yo en su lugar.

Como Espíritu que soy, muchas veces paso alrededor de algunas personas, pero ni siquiera sienten mi presencia cuando los abrazo, casi no se dan cuenta de lo que no pueden ver con sus propios ojos. ¡Y lo que ven, si les duele, tampoco lo quieren ver!

Pero no los estoy regañando aunque así pareciese. Sólo deseaba representarles lo que siento, porque aunque no tenga un cuerpo físico no estoy mudo.

Sé que mi voz es débil como la de todos los espíritus, por eso mi voz se escucha como un susurro, hasta a mí me da impresión de cómo suena ante la gente.

Pero las cosas están así, no queda otra que aceptar lo que nos toca vivir estemos donde estemos.

Por eso todo es cuestión de actitud, no de lo que te sucede, sino de lo que hagas con lo que te sucede.

Aunque no estoy con vida como lo estas tú, de cualquier forma puedo ser feliz a mi modo, incluso todo el tiempo, Y tú también puedes serlo siempre que quieras y te lo propongas.

No le eches la culpa a nadie de lo que te sucede, ni tampoco de lo que te ha sucedido, tampoco te enojes con Dios. Él tiene una gran imaginación y muchas veces es el socio más apreciado que tienes.

Amalo como si fuera lo único que tienes, que en realidad es así, Él es el único incondicional contigo.

Amalo aunque no creas en Él. Ama lo que quieras pero no ames con egoísmo, no ames como si algo o alguien fuera de tu propiedad. No tienes nada tuyo, sólo tu actitud de lo quieras hacer tanto en la Tierra como en el Cielo.

El mundo no es algo separado de ti ni de mí, el planeta Tierra es la relación que establecemos entre tú y yo. Así pues, el problema somos nosotros, no el planeta.

Y como no conoces el Cielo sino que sólo conoces la Tierra, me querrás preguntar cómo será morir.

¿Cómo será entrar en ese enigma de traspasar el puente? Es que cuando alguien muere no hay argumento alguno, no hay forma de entender semejante traspaso espiritual.

Cuando la muerte llega no da explicaciones, y ningún avance de la ciencia les puede mostrar lo que existe de este otro lado.

Para enfrentarte con el fin de tus días, para que estés seguro de que sigues vivo, tendrías que estar muriendo todos los días, muriendo para cada relación que produce tu apego.

Desapegarte de la angustia que muchas veces te invade, de la ansiedad que hace estragos en tu vida, desapegarte del apego es la única salida que tienes para continuar en un mundo mejor.

En cada muerte hay un hermosísimo renacer, Y no hay que confundir renacer con continuar, porque lo que continúa con el tiempo se deteriora, pero lo que renace es eterno.

Entonces te invito a que comiences a enterarte de lo que me ha sucedido en esta próxima vida que estoy por emprender.

Gracias por acompañarme, Tu querido Francesco

(Prólogo realizado por el mismo personaje que le dictó a la autora el libro de su mismo nombre; Francesco: una vida entre el Cielo y la Tierra.)

No llores por mí

No llores si me amas.

¡Si conocieras el don de Dios y lo que es el Cielo!

¡Si pudieras oír el cántico de los Ángeles y verme en medio de ellos!

¡Si por un instante pudieras contemplar como yo la belleza ante la cual las bellezas materiales palidecen!

¿Me has amado en el país de la sombras y no te resignas a verme en el de las inmutables realidades?

Créeme, cuando llegue el día que Dios ha fijado y tú Alma venga a este Cielo al que te ha precedido la mía, volverás a ver a Aquel que siempre te ama, y encontrarás su corazón con la ternura purificada, transfigurado, feliz, no esperando la muerte sino avanzando contigo en los senderos de la Luz

Enjuaga tu llanto y, si me amas, no me llores.

San Agustín



UNO - Volver a empezar

Mientras tu vida transcurra en el tiempo, sería importante que la pudieras transitar por caminos firmes, pisando fuerte el presente, sin embarrar el futuro ni tapar de polvo el pasado.

Ni siquiera Dios puede cambiar el pasado.

Si viniera de rodillas quien en algún momento te hirió no cambiaría para nada tu vida.

Pero tú puedes perdonar y soltar las situaciones del pasado porque no vale la penar andar penando por lo que ya se rompió.

Suelta todo dolor, no tapes de polvo tu futuro amoroso y brillante.

(Discurso que el Señor Destino les dio a los humanos mientras dormían.)


Y Francesco se lanzó a la aventura de vivir.

Mientras su Alma flotaba suavemente, iba bajando rápidamente hacia el planeta Tierra.

Él podía sentir cómo su Alma se iba impregnando de colores pastel que la energía del sexto Cielo le pintaba. Esa Alma iba pasando de un Cielo al otro, al mismo tiempo que intentaba tomar conciencia de que por fin le había llegado la hora en su gran aventura de vivir nuevamente.

Francesco ahora sabía que volvería a tener las dosis de osadía y coraje fundamentales para estar en un mundo tan temido por algunos y tan mágico para otros.

Por mucho que quería mantenerse quieto, su Alma iba zigzagueando en el aire, del mismo modo en que zigzagueas los pies cuando bajas las escaleras de una pirámide, para no perder el equilibrio.

El Alma viaja a una velocidad asombrosa, ni siquiera existe algo que pudiera medir su rapidez.

No se puede comparar en nada a la velocidad de una nave espacial, ni a la velocidad a la que viaja la Luz.

Traspasar los planos celestiales es vértigo puro, es la misma sensación que un orgasmo mágico.

En cada Cielo hay diferentes clases de Ángeles, diversos Maestros, y múltiples guías que están para cumplir una función amorosa y luminosa.

El Alma de Francesco descendía y descendía…

Cuando su Alma estaba llegando al planeta Tierra, desde un lugar del Cielo una voz muy grave y con un tono muy alto, le dijo al Alma de Francesco:

—¡Detente, almita de Luz!

Y Francesco se detuvo asombrado, jamás se le había ocurrido pensar que interrumpirían su nuevo camino.

Como toda Alma con conciencia, se preguntó si estaba haciendo algo mal.

Francesco preguntó asombrado:

—¿Qué quieres? ¿Por qué me interrumpes?

— Permíteme detenerte —dijo el Maestro de la voz grave—. ¡No puedes seguir avanzando! Debes responder una pregunta muy importante para tu próxima vida, y además te equivocaste de camino, debiste haber elegido el que da a tu izquierda, es ese mismo camino que te había señalado el Ángel Querubín. Y te pasaste por alto el Cielo azul profundo. ¡Ese lugar es el más importante!

—Disculpa —dijo Francesco—, no sé de qué me hablas, ni sé quién eres.

— ¿Tú no estuviste en la conferencia donde se les enseña a los espíritus desencarnados el camino que tendrán que seguir para volver a ser humanos?

—Ni siquiera llegó a mis oídos que ese camino existía, quizás se olvidaron de invitarme a esa conferencia.

—Es raro que esto suceda, y ahora ya es tarde para que lo aprendas.

—¡Que maravilloso! Mientras las madres hacen cursos para parir a sus hijos, los hijos toman clases para entrar en sus madres.

—Apurémonos, no hay tiempo que perder. ¡Cuanto antes tienes que estar en el Cielo que te indiqué! Ahora te lo estoy mostrando con mi rayo, sigue la estrella de seis puntas que te ilumina. Una vez que llegues, detente y no dudes en preguntar los pasos que debes seguir para que te asignen tu Misión.

—Disculpa, Maestro, pero me has confundida. Yo venía tan encantado con la idea de volver a vivir que ni siquiera escuché si de otros Cielos me estaban llamando. ¿Cómo sabré cuál será mi Misión?

—Déjame ver en el libro de tu vida.

El Maestro lanzó un silbido, sus alas se movían como la llama de una vela en el viento.

Apareció de la nada un pequeño duende, con un sombrero verde que le tapaba la mitad de la cara. En su pequeña mano sostenía un gran libro de tapa dorada y hojas negras.

—Por favor, ábreme el libro de Francesco en donde están los capítulos más importantes de lo que irá a hacer en la Tierra —le dijo el Maestro al duendecillo.

—Es que… Maestro, ¿Cómo saber qué será lo más importante de la vida de Francesco? Tú me designaste para que te ayude en esta Biblioteca Akáshica pero no soy juez, y no puedo juzgar cuáles son las partes más importantes y cuáles no.

—Tienes razón, duendecillo, tú no tienes por qué saber de qué se trata la vida de las personas. Entrégame el libro y hazme el favor de fertilizar el jardín de los recién llegados.

—Francesco, éste es tu libro, algunas hojas ahora están sin llenar. Cuando estés en el mundo como materia, se irán escribiendo las líneas que ahora faltan, se llenaran las páginas con experiencias y, cuando termine tu vida, volverás aquí a leerlo con nosotros.

—Este proceso se repetirá una y otra vez, aunque tu Alma no lo recordará. Así, ella creerá que es la primera vez que nos visita en el Cielo.

Ahora elegirás una fecha para nacer, yo ubicaré los planetas que te regirán y además tendrás unas cuantas opciones para elegir un patrón de conducta a transitar.

Tu Misión te la regalará Dios y eso será un bautismo de amor.

Sé que ustedes al destino le dicen Karma, una palabra que usaron desmesuradamente en la Tierra. Cuando vuelvas a mencionar al destino, cámbiale el nombre, porque aquí en el Cielo la palabra "karma " suena a castigo y tú sabes que el castigo divino no existe.

Acaso ustedes no dicen, ¿qué hice yo para tener este karma? Cuando entran ustedes aquí como espíritus recién desencarnados, muchas veces se asustan al ver cómo los llora su familia, y le atribuyen al karma la fuerza del escarmiento divino, como si la vida fuera premio y castigo.

Querido amigo, olvídate ya de esa palabra. Por lo menos cuando vuelvas aquí olvídala, no se utiliza y aunque en la Tierra todos la nombran, nadie la entiende.

Misión es pasión y dar es el karma. ¿Castigo? ¿Qué puede ser castigo? ¿Un amor que se pierde? ¿Una enfermedad? ¿La falta de alguien que te ame? Las fatalidades, las pérdidas, la muerte, tarde o temprano esto está en la vida de todos.

Si existe la oscuridad es para que contraste con la claridad.

Si está el sufrimiento también está el goce. Así que aquí en este Cielo, a la palabra Karma le hemos cambiado el nombre. Ahora se llama "verde esperanza”.

—Ja, ja, ja, a que ustedes los Maestros le pusieron ese nombre porque también ven la vida color de rosa —se rió Francesco con muchas ganas.

—¿Y no es rosa? —dijo el Maestro algo molesto.

—Ahora en serio, Maestro. ¿Cómo haré para vivir mi Misión sin equivocarme?

El Maestro con mucha seguridad y mostrándole un plano en el aire le dijo:

—Es imposible que te equivoques, las misiones nunca se equivocan. Son dones de nuestro Gran Señor y recuerda, amigo, que “Misión es Pasión”. Cuando estés allí abajo, en su momento aparecerá lo que tú “Amas hacer”, y al hacerlo te olvidarás de que el tiempo pasa mientras estás conectado con tu Misión, y pierdes la noción del tiempo y del espacio.

Pero no te olvides que deberás elegir el patrón de conducta que irás a transitar.

—Y si no quiero elegir, soy libre, ¿o no?

—Sabes, me recuerdas al Francesco que conocí, cuando recién entraste al Cielo. Ya sabes, libre sí, pero hay reglas.

—Te lo explicaré mejor: La vida es tan sólo un juego, juegas diferentes roles, serás el que ama, el que se siente solo, a veces serás el que se esconde en su cobardía y otras el héroe de tus propias aventuras. Serás víctima cuando no quieras asumir las responsabilidades de tu conducta, y serás el triunfador cuando elijas lo que quieras hacer.

Serás el detractor cuando critiques, y el constructor de puentes cuando te animes a amar.

Perderás energía cuando te conviertas ocasionalmente en un constructor de muros, o cuando te sientas herido por alguien y no desees exponerte al riesgo de amar sin apegos.

—¿Y cuál sería el mayor desafío que podría elegir en mi próxima vida? Dímelo Maestro, así me divertiré en ese juego, que en la vida anterior no me he atrevido a practicar.

—¿Tú quieres un buen desafío? Entonces déjame ver qué es de lo que más se quejan los humanos… Ya sé… ¿Quieres un gran desafío? Te sugiero que elijas tener la falta de amor, de esto es de lo que más se quejan allá abajo. Parece que sentirse solo debe ser el reto más grande. ¿Quieres elegir ese patrón?

—¡Si, me convenciste! Elegiré el desamor.

—Entonces escribiré el título del capítulo de lo que irás a trabajar en tu vida. ¿Qué nombre le pondremos a este patrón? —preguntó el Maestro muy entusiasmado—. Ah… ya sé, tendrás carencia de amor en esta Misión.

Colocaré la luna negra de forma que te apoye en esta travesía. Te pondré el nombre cósmico, y ahora adivina: ¿cuál será tu Misión?

—No se me ocurre cuál, ahora estoy desorientado, ¿podrías ayudarme?

—Sí, claro que puedo. Dime qué es lo que más te gustaría hacer si estuvieras con vida.

—Me gustaría casi todo,

-—¡Listo! —dijo el Maestro agitando sus alas—, ya tengo tu Misión.

—¿Y cuál es? —preguntó Francesco intrigado.

—Esta no te la diré, averíguala tú sólito.

—Muy bien, esta vez no me quejaré. Aceptaré la búsqueda.

—Tu campo áurico tendrá un color definido desde donde nosotros lo observamos, y con ese color nosotros identificamos la Misión de cada uno de ustedes. Tú no podrás ver tu propia aura, pero de vez en cuando habrá alguien que pueda hacerlo y te contará de qué se trata.

En estas imágenes que te mostraré… y presta atención, aquí, mira esta imagen.

El Maestro hizo un círculo en el aire, y se formó como una bola de cristal enorme que flotaba suspendida en la nada.

—Aquí están tus padres. ¿Ellos son los que habías elegido un rato antes de pasar por este cielo?

—Si me parece que son ellos. Elegí unos padres demasiado afectuosos, de esos que por amor te ahogan. Pero parece que me equivoqué, si trabajaré el desamor, ¡Esos padres no me servirán!

—Tu Alma todo lo sabe, no te has equivocado, recuerda que no puedes cambiar lo que has elegido. Déjate llevar en la vida, confía en Dios, en su Amor. Sabes que eres una chispita divina de él. Tú también eres Dios.

Francesco, ya es hora que bajes a la vida.

Mira el mundo, observa la Tierra y el paisaje que elegiste, el lugar y la familia que te cobijará, y esa misma será la que formará tu carácter.

Sé muy bien que no olvidarás la experiencia que has vivido en el Cielo. Tú eres un elegido y harás un buen trabajo.

Vive la vida como un juego, el periodo que tú vivirás será la mayor parte del tiempo una ilusión. Diviértete, acuérdate que hay un solo mandato al que no le puedes fallar: sé feliz.

AMA, Y SI NO TE ENAMORARAS DE NADA NI DE NADIE, AQUÍ TE DIREMOS QUE LO HAS VIVIDO.

Vamos, baja, ya es tu tiempo de volver a ser un gran ser Humano. ¡VIVE A LO GRANDE!

—Bien, amigo, es momento de despedirme y darte infinitas gracias —dijo Francesco lleno de Luz.




Extracto de "Francesco decide volver a nacer de Yohana Garcia"

No hay comentarios:

Publicar un comentario