viernes, 2 de agosto de 2013

La base del hogar no son los hijos, sino la pareja y que ésta debe permanecer unida contra viento y marea


Yo, Juan Pablo, un día acudí a una clase con Norma, mi novia. No
recuerdo mucho del tema de la clase, pero lo que sí recuerdo con
frecuencia es la dinámica que se realizó. Nos sentamos todos en
círculo, y nos pidieron a Norma y a mí que nos sentáramos juntos. La
instructora dijo:
"Supongamos que Juan Pablo y Norma se acaban de casar. Ellos han
construido su hogar, establecido sus normas, son felices. Con el
tiempo viene el primer hijo. Llamaron a uno de los
  jóvenes presentes en la reunión y le pidieron que se sentara entre
nosotros. "Norma y Juan le dan la bienvenida a su hogar".
Viene entonces el Segundo hijo; pidieron a otro de los jóvenes que se
sentara al lado de su hermano, entre nosotros.
La familia va creciendo, Norma y Juan Pablo son muy buenos padres y
literalmente dedican su vida a ellos. En la dinámica tuvimos tres o
cuatro hijos más. En cada ocasión pidieron a alguno de los jóvenes o
jovencitas que se sentaran en medio de nosotros.
El tiempo pasa, continuó la instructora, y llega el día en que los
hijos hacen su propia vida. Primero, Julio se Casa y forma su propio
hogar. Nuestro primer hijo se levantó y ocupó su nuevo lugar. Dejó una
silla vacía entre nosotros y así sucesivamente.
Cuando todos terminaron de irse, la instructora hizo una pausa y dijo:
"Ahora miren la distancia que existe entre ustedes".
Efectivamente, había entre nosotros una
  distancia de 6 ó 7 sillas vacías.
¿Qué pudo haber causado ese hueco enorme?
Juan y Norma han cometido un gran error, han permitido que sus hijos
se interpongan entre ellos y ahora que están de nuevo solos, si acaso,
tendrán que empezar a conocerse. La instructora nos explicó el error
de darlo todo por nuestros hijos…
Explicó que la base del fundamento del hogar no son los hijos, sino la
pareja y que ésta debe permanecer unida contra viento y marea. De
hecho, el mejor regalo que se puede dar a los hijos es saber que sus
padres se aman y que permanecen unidos y así ellos aprenderán a amar
en función de cómo se aman sus padres.
Si los padres no salen juntos, no se siguen cortejando, no se hablan
con tiernos acentos y no se comunican entre ellos de manera frecuente
y especial, es escasa la probabilidad de tener hijos espiritual y
emocionalmente estables y, cuando ellos partan de casa, nos
encontraremos
  incomunicados.
No es egoísmo, por el contrario, es un seguro de vida para ellos y
para nosotros mismos.
Primero la pareja.
Son los hijos los que deberán acomodarse. La vida familiar no tendrá
que girar en torno a ellos, sino en torno de los padres. Tengamos el
valor de decir: "Primero MI pareja", o irnos preparando, muy
posiblemente, para pasar una vejez solitaria, por no haber aprovechado
la oportunidad que tuvimos para construir una vida en pareja.
Sigue estas sencillas reglas y tendrás éxito…
1. SOLTERO O SOLTERA: PRIMERO TUS PADRES.
2. CASADO O CASADA: PRIMERO TU PAREJA, EN SEGUNDO LUGAR: TUS PADRES.
3. CASADO O CASADA CON HIJOS: PRIMERO TU PAREJA, EN SEGUNDO LUGAR: TUS
HIJOS, EN TERCER LUGAR: TUS PADRES.
SI CAMBIAS EL ORDEN EN CUALQUIERA DE LOS PUNTOS… PROBABLEMENTE
TENDRÁS UNA VEJEZ SOLITARIA.
El respeto es lo más importante en una
  relación, si se pierde el respeto aunque haya Amor se terminará la
relación, no olvidemos conquistar a nuestra pareja día con día.
Dios te bendiga Siempre…….!!!!!
VÍA SOY ESPIRITUAL

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