Creer que uno es infinito, que no termina donde termina el cuerpo. Que nuestro espíritu sabe más que nuestra mente, que cuando nos resistimos a esta idea comienzan los problemas.
Confiar, creer en la intuición y permitir que nos guie sin que nuestra negatividad se convierta en una nube que empañe nuestro crecimiento.
Amar, no poner límites a nuestra capacidad infinita de amar. Ser amorosos, sonreír, acariciar, abrazar, dar. Permitirnos ser auténticos, fluir con la bondadosa energía humana que aun sostiene el universo.
A veces lo más simple nos devuelve la paz de todo el universo. Es una energía que nos conecta y nos enseña que pertenecemos a algo mucho más grande que el cuerpo o el mundo. Hoy tengo algunas riquezas que puedo compartir con todos. Amor, silencio, música.
VÍA MUJER ÁRBOL
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