...en las más antiguas teologías femeninas, nunca fuimos expulsados del Jardín del Edén ni separados de Dios. (Por ejemplo, los aborígenes australianos nunca fueron arrojados del Edén, ni tampoco lo fueron los subsaharianos de África o losindígenas americanos.) En lugar de eso, se nos dio el Jardín para que fuésemos sus guardianes y cuidadores. De acuerdo con estas antiguas creencias, la divinidad pone su fuerza vital en las semillas que sembramos en la fértil y rica tierra. Expresamos este potencial expandiéndonos con la divinidad a medida que producimos los frutos que alimentan a toda la humanidad. Los laikas, partidarios de esta antigua teología femenina, dirían:
«No estamos aquí sólo para producir maíz, sino para crear dioses». En otras palabras, participamos de hecho con la divinidad en la cocreación de nuestro universo. Reconocemos que todo en nuestro mundo es sagrado, incluidos nosotros, y que nuestra misión es fomentar la más plena expresión de esta divinidad.
Del Libro Las Cuatro Revelaciones
Por Alberto Villoldo
Arte Tamara Philips
VÍA MUJER ÁRBOL
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