Que hoy reine la paz para tí.
Confía en Dios y en la idea de que estás exactamente donde tienes que estar.
No olvides las infinitas posibilidades que nacen de la fe.
Utiliza aquellos dones que has recibido y que compartas el amor que te ha sido dado.
Que estés contento de saber que eres "su hijo". Deja que esta presencia se asiente en tus huesos y permita a tu alma la libertad de cantar, bailar, orar, de... amar.
Existe (El y tú) aquí para todos y cada uno de nosotros.
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