Cuando comprendemos la función de las emociones podemos verlas como amigas que nos vienen a avisar de algo y no como enemigos de los que tenemos que huir. Y justamente son las relaciones más cercanas las que más nos conectan con esas emociones que reflejan falsas creencias, con esas “alarmas” que nos invitan a cuestionar lo que estamos creyendo. Y justamente las emociones dolorosas que aparecen en las crisis y rupturas son de las que más nos pueden impulsar a hacer algo al respecto por el dolor que sentimos (la señal de alarma es muy fuerte…) y si nos permitimos escucharlas, y cuestionarlas, podremos descubrir la verdad que hay detrás de ellas, una verdad que nos reconectará con nosotros, que nos mostrará cosas que necesitamos ver sobre nuestra relación con otros y sobre todo, sobre nuestra relación con nosotros mismos, una verdad que si nos abrimos a ella, nos hará libres.
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