El cuerpo es lo que menos importa de ti. A ti te importa considerablemente, pero el cuerpo, este caparazón que te rodea, es irrelevante. Sí, cuídalo. Nútrelo, pero no te encariñes con él. Los cuerpos en la Tierra se han vuelto sumamente importantes. Lo material te grita: "¡Mantenednos! Mantenednos a toda costa. Mantenednos como si no importara nada más." Mientras tanto, hay asuntos que importan mucho más que el cuerpo, cómo luce, cómo se siente, cuánto dura, etc.
Se cometen crímenes, y se piensa que el cuerpo que cometió ese crimen lo es todo, como si el cuerpo y sus posesiones fueran toda la historia Ningún cuerpo debe ser profanado, ni tampoco ningún cuerpo debe ser consagrado. El cuerpo, aunque sea un milagro, no es más que un cuerpo. Respétalo, pero comprende que es la cola del burro y no el rey de la vida.
Comprendo que los cuerpos son preciosos para ti. Por supuesto, se supone que sean preciosos, pero no tienen que ser lo más precioso. Los cuerpos no son lo mejor de todo.
Por supuesto, tú tienes en cuenta al cuerpo. Yo pregono que debes cuidar de todos los cuerpos y no herir a ninguno. Yo digo cuándo el cuerpo se libera a si mismo. Tú no puedes decidirlo. Ni puedes considerarlo. Por lo tanto, te pido que ames al cuerpo, lo estimes y lo pongas en su lugar al final de la línea.
Tú adoras a los bebés, y piensas que es el adorable cuerpo lo que adoras. El cuerpo te resulta adorable, pero es una preciosura lo que se te ha dado, más allá del cuerpo. Se te dio una estrella. Se te dio una estrella para que la pulas y le saques brillo, y el bebé es una recompensa para ti y para el mundo. Nació para ti una estrella de la noche. No se la ve de día, pero está ahí. Ves la estrella a la noche, pero no es menos estrella cuando no la ves. Y tú no eres menos estrella incluso cuando no lo creas.
Los cuerpos llevan una luz grandiosa. Es esta luz la que verás, y la vida en la Tierra se trata de esa luz. El cuerpo lleva la luz. El cuerpo es la antorcha que lleva la luz. La luz es eterna. Esta luz no se puede extinguir nunca. Nada, nada puede derrotar a la luz que brilla en cada uno y que brilla en ti.
Por lo tanto, adora al cuerpo que se te ha dado, pero no lo adores demasiado. Tu cuerpo no es tu cuerda de salvamento, amado. El cuerpo tiene su valor, pero no vale un ojo de la cara.
Mientras tus seres queridos existan en sus cuerpos, comienza a reconocer y a adorar los espíritus que se encuentran dentro de ellos, porque realmente eso es lo que existe. Y eso ya es demasiado.
Ningún cuerpo carece de espíritu. No importa cuán fuerte u oculta esté su luz, el Ser Humano está hecho de luz.
Sí, compras zapatos para el cuerpo cuando no hay qué comprar para el espíritu. ¿Qué más puede necesitar la luz brillante del amor que la luz brillante del amor? ¿Qué se le puede agregar a tu espíritu cuando tu espíritu lo es todo? Sí, hay algo que puedes agregarle, y ese algo es tu reconocimiento, amado. Cuando te revelas a ti mismo, esa es una gran adición. Has brillar la luz que eres sobre todas las demás luces que brillan, y verás al mundo bailar ante tus ojos.
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