Al empezar el curso escolar, como en muchos otros sitios, los escolares japoneses reciben junto con los libros, los cuadernos, los lápices y otros utensilios, lo que llaman "zokin". No es orta cosa que un conjunto compuesto por una balleta para limpiar y unos guantes de goma.
Así, con la periodicidad que marca el tutor; todos realizan así la "o-soji" (limpieza). De esta manera, las aulas y los pasillos están limpios y ordenados. No es de extrañar que no existan apenas casos de vandalismo en las aulas niponas. ¿Quién va a ensuciar algo que uno mismo tarde o temprano va a limpiar?
Otra ventaja es que de este modo sienten la escuela como propia. Como algo que les pertenece y que hay que cuidar. No es extraño que ante una catástrofe como la que ha vivido recientemente Japón, ya estén reconstruyendo lo que se ha llevado el agua y mantengan orden en una cola en las afueras de un supermercado que está medio derruido y sin productos.
Debemos sacar enseñanzas una vez más del noble y disciplinado pueblo japonés.
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