jueves, 16 de enero de 2014

LAS NIÑAS NOVIAS...LA NOVIA TIENE SOLO 7 AÑOS...(HISTORIA DE VIDA)





Por Paul Salopek
Tihun Nebiyu, la pastora de cabras, no se quiere casar. Es inflexible sobre el tema. Pero en su aldea nadie hace caso de las opiniones de niñas testarudas.

Es por eso que está arrodillada a la sombra de su espino favorito, dejando caer escarabajos sobre su ropa. Escarabajos mágicos. "Cuando te muerden aquí", explica Tihun, seriamente, aplastando los movedizos insectos contra su pecho a través del tejido de su andrajoso guardapolvo, "te crecen los senos".

Esta es la propia y esperanzada versión de brujería de Tihun -el medio desesperado de una niña para transformarse en adulta. Quizás entonces, quizás, su familia respete sus deseos de no casarse. Así podría rechazar al hombre desconocido que su papá le ha escogido como marido. Y no tendrá que hacerse cargo de sus estúpidos bebés.

Tihun se arrodilla en el polvo, con los ojos cerrados: una hada, cuya sonrisa se hace tontamente atractiva por la falta de los dientes incisivos. Se coloca las manos sobre los pezones. Está esperando que empiece el hechizo de los bichos. Pasa un segundo. Pero nada ocurre. Finalmente comienza a reírse bobamente. Los escarabajos se han escapado -arrastrándose por su cuello. "¡No funciona!", dice Tihun, disgustada. Exhala un exagerado suspiro y entrecierra los ojos para mirar las colinas de pasto amarillo que comprenden su mundo. "Tendré que escapar".

Pero esto no es más que fanfarronada infantil. Las cortas piernas de Tihun no la llevarían demasiado lejos para evitar la muerte de su infancia. Su matrimonio se celebrará en cinco días. Y tiene siete años.

Según activistas de derechos humanos se calcula que hay unas 50 millones de niñas como Tihun en todo el mundo: jóvenes adolescentes e incluso niñas cuya inocencia es sacrificada en matrimonios convenidos, a menudo con hombres más viejos. Obligadas por las familias y la cultura a iniciar vidas de servidumbre y aislamiento, y atemorizadas por el trauma de embarazos a una edad demasiado temprana, las niñas novias constituyen una inmensa y perdida generación.

Mientras las campañas humanitarias han llamado la atención internacional sobre los niños con Sida, la mutilación genital femenina y el trabajo infantil en África, una de las fuentes subyacentes de todos esos males sigue siendo en gran parte desconocida. El matrimonio infantil, una práctica antigua y enraizada largo tiempo, oculta en las sombras, fue denunciado por Naciones Unidas como una violación seria de los derechos humanos sólo en 2001.

"Es un problema importante, difícil y complicado", concede Abebe Kebede, un importante asistente social etíope. "No se le prestado atención en gran parte porque el matrimonio es visto positivamente en todas las culturas", dice Kebede. "¿Quién quiere terminar con eso? Y no se piensa que las consecuencias que tiene para los niños, y para países enteros, son bastante desastrosas".

El precio más brutal de todos es médico: los embarazos prematuros son la principal causa de muerte entre las niñas de 15 a 19 años en el mundo en desarrollo, según Naciones Unidas. Y grupos de ayuda médica creen que al menos 2 millones de mujeres en todo el mundo viven actualmente con espantosas rupturas vaginales y anales, llamadas fístulas, que son el resultado de tener hijos a muy temprana edad. Las fístulas, si no se tratan, pueden ser mortales, y las sobrevivientes quedan habitualmente incontinentes para toda la vida.

Pero los matrimonios infantiles arruinan la vida también de otras maneras. A menudo tratadas como siervas de la gleba, las jóvenes novias son golpeadas por sus adultos maridos y parientes políticos. Y miles de niñas terminan atrapadas en el tráfico sexual, a través de bandas organizadas para el tráfico de niñas novias en países como China, o, en África, simplemente cayendo de matrimonios violentos en la prostitución callejera, dicen asistentes sociales.

Sin embargo, de lejos la injusticia de más graves consecuencias del matrimonio infantil es probablemente más sutil: arranca a millones de niñas de la escuela. Confinadas a las casas de sus maridos, y privadas de los beneficios de la educación, legiones de niñas desmoralizadas en todo el mundo están condenadas a llevar una vida de ignorancia y terrible pobreza de la que rara vez escapan, y que soportan con muda desesperación.
VÍA REFLEXIONES DIARIAS

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