“Cuando Alicia se encuentra al gato de Cheshire, mantiene una conversación un tanto curiosa:
-¿Me podrías indicar hacia donde tengo que ir desde aquí?- pregunta Alicia.
-Eso depende de a dónde quieras llegar- responde el gato.
-A mi no me importa demasiado a donde.
-En ese caso, da igual hacia donde vayas.
-“Siempre que llegue a alguna parte”
-¡Oh! Siempre llegarás a alguna parte, si caminas lo bastante.
A Alicia le pareció que esto era innegable y es cierto, parece una conversación algo absurda. El gato es una especia de Dios, aparece y desaparece cuando quiere, sin darnos cuenta puede estar presente a nuestras espaldas. En el capitulo del juego de croquet, vemos que el gato está también por sobre los reyes, y que se niega a hacerles reverencia. Ellos deberían reverenciar al gato, y no Dios a ellos. Incluso tienen el atrevimiento de querer cortarle la cabeza, como muchas veces queremos matar a Dios y sacarlo del mapa.
Tengo la impresión de que el gato aparece en nuestras vidas justo en el momento en que más nos cuestionamos. Cosas como, ¿que sentido tiene la vida? Muchas veces son preguntas que nos hacemos y el gato nos diría, la vida tiene un solo sentido: hacia delante. Ya, la tengo, esta es la idea que representa el gato: un cable a tierra, lo que reafirma la idea del gato Dios. A veces nos apoyamos mucho en nuestras ideas y creemos saberlo todo, pero es obvio que si caminamos, paso a paso, llegaremos a algún lugar.
O como dice Salomón: no hay nada nuevo bajo el sol. La quinta pata del gato simplemente no existe, y eso es lógico, la vida no es tan complicada, todos estamos locos.”
Günter Grass, en “literatura y mito”
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