En una tienda de animales, vio a un perro casi calvo, de cuerpo largo, patas cortas y con una cara tan fea que producía escalofríos. Movido por un impulso incompresible, compró al repugnante can y se lo llevo a casa. El animal cavó agujeros en el jardín, ensució con sus excrementos las alfombras, ladró en la noche impidiéndole dormir. «¿Por qué compré a este inútil monstruo? ¡No encuentro una explicación!» Lo sacó a dar una vuelta. El desobediente perro se lanzó a correr en medio de la calle. Un automóvil lo atropelló. Se bajó una mujer y se arrodilló frente al animal muerto, derramando abundantes lágrimas. El hombre la tomó entre sus brazos. Los inundó un amor fulminante. No tardaron en contraer matrimonio.
Alejandro Jodorowsky
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