Lo que criticamos en los demás y los propios insultos, son una proyección de lo que no aceptamos de nosotros mismos. Cuanto más crítica o insultante es una persona, más “asuntos internos” tiene por resolver. Cuanto menos crítica o insultante es una persona, más en paz se encuentra consigo misma.
Un cuento para ilustrarlo:
Cuentan que un experimentado conferenciante distribuyó unas hojas de papel a los miembros de su auditorio y les pidió que escribieran sus preguntas a fin de poder luego discutirlas y comentarlas.
El procedimiento funcionó muy bien hasta que abrió una de las hojas que le habían dado y observó que en el papel plegado sólo había escrita una palabra: “¡IDIOTA!
La leyó, sin inmutarse, en voz alta y se dirigió a su público:
-Damas y caballeros -declaró- En las múltiples conferencias que llevo dando desde hace años, muchas personas han escrito su pregunta y han olvidado firmar con su nombre, pero he decirles que esta es la primera vez que alquien firma con su nombre y olvida escribir su pregunta.
VÍA PLANO CREATIVO
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