El otro día charlaba con alguien que por todo lo que ha vivido tiene un concepto muy pobre de sí misma y esta persona me decía: en todo lo que he emprendido he fracasado, todo lo que hago sale al revés, en mi vida nada parece funcionar y al parecer, ya ni las oraciones que en un tiempo me sirvieron de algo, hacen eco en algún lado. ¿Cómo se vive de esta manera?
Entonces me acordé del Siddhartha de Herman Hesse y de sus dudas e incógnitas a lo largo de su vida. En esta obra, el autor dibuja un buda humano, dual, con el que la gran mayoría de seres nos identificamos. La vida de Siddhartha estaba llena de indecisión, tristeza, encuentros y desencuentros, pasiones y soledad, sencillez, admiración y sobre todo vacío. Había momentos en los cuales se apoderaba de él una gran impotencia por no saber, por no hacer, por no poder y finalmente descubrió que en el gran vacío existencial que él sentía, se encontraba la auto realización.
Lo importante de detenerte un poco es aprender cuál es la composición real de tus problemas ¿De qué están hechos? ¿Son tangibles? ¿Cuál es su materia prima?.
Al final recordarás que tus problemas o tu vida misma tal como la concibes, son como el agua del río que tantas veces contempló Siddhartha: temporales, pasajeros y relativamente rápidos. Que los verás venir y los verás irse una y otra vez, mientras aceptas su movimiento y también el tuyo.
No es necesario que esperes tanto tiempo para enterarte de que es en el vacío del no hacer, del no saber, o del no tener, del no pretender, del no esperar, es donde se encuentra lo que estás buscando. Una vez que sueltes tu necesidad de que tu vida sea diferente, encontrarás belleza en cualquier cosa que hagas porque habrás entendido que en el fondo del fracaso, la enfermedad, el miedo, la insatisfacción o el odio, duerme la paz y a veces tendrás que llegar hasta el fondo para encontrarla.
Amarte y aprobarte es otro atajo.
Feliz inicio de semana. Gracias por leerme.
VIVI CERVERA
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