En cualquier momento en que nos demos cuenta de que no nos sentimos bien, que actuamos mecánicamente, en cuanto advertimos que no estamos “en nuestro centro”, podemos dedicar apenas un momento a pronunciar mentalmente una breve oración pidiendo la claridad, el equilibrio y la alegría que perdimos.
Es muy importante reconocer con humildad que no somos nosotros los que llevamos a cabo nuestra propia evolución. Hay un Poder Superior que literalmente nos transforma, pero sólo si nos rendimos a Él.
VÍA AMARSE A UNO MISMO
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