“Después de mucho esfuerzo terminamos aprendiendo a luchar, pero entonces ya no tenemos el mismo coraje para combatir. Por causa de esto, nos volvemos en contra nuestra y nos combatimos a nosotros mismos, pasando a ser nuestro peor enemigo. Decimos que nuestros sueños eran infantiles, difíciles de realizar, o fruto de nuestro desconocimiento de las realidades de la vida. Matamos a nuestros sueños porque tenemos miedo de librar el buen combate”.
“El primer síntoma de que estamos matando nuestros sueños es la falta de tiempo. Las personas más ocupadas que conocí en mi vida siempre tenían tiempo para todo. Las que no hacían nada estaban siempre cansadas, no concluían el poco trabajo que debían realizar, y se quejaban de que el día era demasiado corto. Lo que sucedía realmente es que ellas tenían miedo de librar el buen combate”.
PAULO COELHO
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