En el antiguo Egipto, cuando querían eliminar a un faraón, en lugar de condenarlo a morir, se preocupaban de borrar su nombre de todos los papiros y estelas. Así, extirpándolo de la memoria colectiva, lo condenaban a la verdadera muerte que es el olvido. Cuando un hombre odia a su padre, no se reproduce —para impedir que el apellido se multiplique— o se cambia de nombre.
Alejandro Jodorowsky, La danza de la realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario